Con la muerte de Crespo en 1898 se cierra un apasionante capítulo de la Historia de Venezuela, caracterizado por lo violento de la vida política nacional, termina la hegemonía del Liberalismo Amarillo y desaparecen del escenario todos los partidos venezolanos del siglo XIX, los cuales van a resurgir con fuerza, 38 años después de la muerte de Juan Vicente Gómez el 17 de diciembre de 1935. De los partidos del siglo XIX, solo el Partido Nacionalista (Par-Nac) en el Guárico intentó renacer, pero no pudo.
Nacido en San Francisco de Cara, estado Aragua, el 22 de agosto de 1841, el Gral. Joaquín Sinforiano de Jesús Crespo Torres, murió en el sitio de La Mata Carmelera, estado Cojedes, el 16 de abril de 1898. Fue un militar y político venezolano, Presidente de la República en dos oportunidades: 1884-1886, y 1892-1898. Miembro destacadísimo y resaltante del Liberalismo Amarillo, fue el más fiel aliado y seguidor del Ilustre Americano, Gral. Antonio Guzmán Blanco, quien impulsó el vertiginoso ascenso de su extraordinaria carrera política, llegando a consagrarse como su sucesor político y siendo la segunda persona que ocupó la presidencia de la República por más tiempo, durante dicho período, sólo superado por el propio Guzmán Blanco.
Joaquín Crespo, se convirtió en el más poderoso caudillo de Venezuela tras el retiro político y posterior muerte de Guzmán Blanco, el 28 de julio de 1899, pasando a ejercer la presidencia durante un período de seis años, durante los cuales buscó emular el brillo del gobierno Guzmancista, pero se vio confrontado con una realidad diferente, problemas económicos, descomposición social y la decadencia del Liberalismo Amarillo, que se vio finalmente consumada durante el período presidencial de su sucesor, Gral. Ignacio Andrade, el cual él impulsó, y se estima colocó a través de un fraude electoral. Crespo, fallecería defendiendo a Ignacio Andrade en la Revolución de Queipa,comandada por José Manuel Hernández, quien fuese el candidato de oposición por el Partido Liberal Nacionalista contra Andrade y presunto vencedor real de las elecciones.
Muy vinculado a la provincia del Guárico, especialmente a los pueblos de Parapara y Ortiz, Joaquín Crespo inició su carrera militar siendo muy joven, en 1858, al alistarse en las filas del ejército federal, bajo las órdenes del coronel Jesús de Jesús González (El Agachado), Donato Rodríguez y luego Zoilo Medrano, pasando después a servir directamente a los generales Ezequiel Zamora, Juan Crisóstomo Falcón y Antonio Guzmán Blanco durante las fases finales de la Guerra Federal, siendo con el último de estos, con el que pasó a tener una muy estrecha amistad, convirtiéndose en la mano derecha y hombre más leal del gran caudillo.
El 18 de septiembre de 1864, Crespo se casó en Parapara con Jacinta Parejo. Bajo el gobierno de la Federación del mariscal Juan Crisóstomo Falcón, fue diputado a la Asamblea Legislativa del Estado Guárico (1864), y diputado principal al Congreso Nacional también por el Guárico (1865-1868). Al término de su gestión como diputado toma las armas en contra de la Revolución Azul (1868-1870) destacándose como uno de los principales seguidores del presidente Antonio Guzmán Blanco, quien el 4 de diciembre de 1871 lo asciende al grado de general en jefe de los Ejércitos de Venezuela. En septiembre de 1876 Crespo forma parte del equipo ministerial del presidente, Gral. Francisco Linares Alcántara; luego de que Linares Alcántara falleciera, se unió al movimiento de la Revolución Reivindicadora encabezado por el Gral. Gregorio Cedeño, que repuso a Guzmán Blanco en el poder en 1879, para el período presidencial del Quinquenio (1879-1884). En el Quinquenio guzmancista, Crespo fue Jefe Civil y Militar de Maracay (1880) y presidente del Estado Guzmán Blanco (1882).
El 20 de febrero de 1892, desde su hato El Totumo, en jurisdicción de San Francisco de Tiznados, el Gral. Crespo lanza un manifiesto de protesta, ante las pretensiones del presidente Raimundo Andueza Palacio de modificar la Constitución y perpetuarse en el poder. El 11 de marzo de 1892 se inicia la insurrección armada de la Revolución Legalista, para derrocar a Andueza Palacio. La revolución rápidamente se propagó por todo el país, y en octubre de 1892, encabezada por Crespo (héroe del deber cumplido) entra triunfante a Caracas y toma el poder.
Con la anuencia y ayuda de Crespo, el 1° de febrero de 1897 fue elegido Presidente de la República el Gral. Ignacio Andrade en “elecciones libres” contra la figura del Gral. José Manuel Hernández "El Mocho", quien no reconoció el triunfo de Andrade y se alzó en armas con el movimiento denominado el “Grito de Queipa”: El Mocho Hernández abandonó Caracas y se internó en los llanos de Cojedes. Crespo, como protector del gobierno, salió a someterlo y el 16 de abril de 1898 cayó muerto por un certero disparo efectuado desde el campo de los insurrectos, cegándole la vida al hercúleo personaje quien iba montado sobre un caballo alazán peruano de gran alzada, con capa blanca, botas de charol, sombrero de Panamá, en el sitio conocido como La Mata Carmelera. El cadáver de Crespo fue sacado soterradamente hacia Caracas; y enterrado en el mausoleo familiar en el Cementerio General del Sur, en Caracas, donde reposan sus restos desde el 24 de abril de 1898.
Con la muerte de Crespo en 1898 se cierra un apasionante capítulo de la Historia de Venezuela, caracterizado por lo violento de la vida política nacional, termina la hegemonía del Liberalismo Amarillo y desaparecen del escenario todos los partidos venezolanos del siglo XIX, los cuales van a resurgir con fuerza, 38 años después de la muerte de Juan Vicente Gómez el 17 de diciembre de 1935. De los partidos del siglo XIX, solo el Partido Nacionalista (Par-Nac) en el Guárico intentó renacer, pero no pudo.
Al igual que muchos políticos y militares de la época, Crespo era masón, Grado 33. Muy popular entre sus soldados, quienes lo llamaban "Taita" o padre, al igual que en su época llamaron a José Antonio Páez y a José Tomás Boves. Algunos años después de su muerte, su tumba en el Cementerio General del Sur fue profanada, sustrayéndole algunas condecoraciones de su uniforme y su espada. El Gral. Crespo era abstemio, a tal punto que nunca consumió bebidas alcohólicas.
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