Esta festividad se realiza en honor a Nuestra Señora de la Candelaria, el 2 y 3 de febrero de cada año, en La Parroquia del estado Mérida. El 2 de febrero, día de la Candelaria, la iglesia y las calles del pueblo son adornadas para servir de escenario al pago de promesas y a la procesión. Las actividades se inician a las 8 de la mañana, con una misa y la Bendición del Fuego de la Candelaria. Los devotos acuden al templo con velas y velones encendidos, para que el sacerdote los bendiga. Luego de la Santa Misa, se lleva a cabo la procesión de la Virgen por todo el poblado, regresándola finalmente al templo. A su llegada, los vasallos le cantan versos, como preludio al baile que constituye una alegoría a las faenas del campesino durante la preparación y cultivo de la tierra. El 3 de febrero, los vasallos trasladan a la Candelaria al son de violín, triple, cuatro y tambora hasta Zumba, donde se dice apareció por primera vez. Allí se celebra una misa exclusivamente para los vasallos, quienes acostumbran vestir un traje con blusa y capa corta, pantalones bombachos a media pierna, sombrero de paja adornado con flores y lazos, bastón y maraca. Al terminar la misa, los vasallos bailan en honor a la Virgen, para luego volver a la iglesia de La Parroquia.
Ya en el pueblo, sigue la fiesta en casa del Capitán. Y se cierra la jornada con El Entierro del Gallo en la plaza. La Virgen de la Candelaria es una de las advocaciones de la Virgen María. La historia de esta imagen está unida íntimamente a la historia de las Islas Canarias y especialmente de la isla de Tenerife pues fue el lugar donde se dice que apareció. No hay acuerdo sobre el año de la aparición, pero la mayor opinión es que apareció en la desembocadura del barranco de Chimisay, en el municipio canario de Güímar, 95 años antes de la conquista de Tenerife, es decir aparecería del 1400 al 1401. Fray Alonso de Espinosa escribió la historia en 1594.
La talla original se conservaba en la Basílica de Candelaria, en el municipio de Candelaria en Tenerife, pero desapareció después de un temporal que azotó la isla. Actualmente hay una réplica de la imagen en la basílica. Debido a que las Canarias eran escala obligatoria en los viajes a América, muchas de sus costumbres fueron exportadas a ese continente. Entre ellas, la veneración a la Virgen de la Candelaria.
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