miércoles, 11 de abril de 2018

Día Mundial de la Enfermedad de Parkinson

11/04/2018


El Parkinson es la segunda enfermedad neurodegenerativa más prevalente en el mundo, después del Alzheimer. Se caracteriza por ser progresiva y tener una evolución muy heterogénea.

La Organización Mundial de la Salud declaró en 1997, que el 11 de abril se establecería como Día Mundial del Párkinson, coincidiendo con el aniversario de James Parkinson, neurólogo británico que en 1817 descubrió lo que en aquel tiempo llamó parálisis agitante y que hoy conocemos como enfermedad de Parkinson.

El Parkinson es actualmente la segunda enfermedad neurodegenerativa más prevalente en el mundo, después del Alzheimer, y se caracteriza por ser progresiva y tener una evolución muy heterogénea. La enfermedad se caracteriza por presentar síntomas motores y no motores.

SÍNTOMAS MOTORES:

Son los síntomas más frecuentes, y comúnmente denominados como cardinales, son: bradicinesia (lentitud de movimientos), rigidez, inestabilidad postural y temblor. Estos son conocidos como síntomas motores ya que afectan al movimiento.

SÍNTOMAS NO MOTORES:

Aunque durante mucho tiempo los síntomas motores se han considerado fundamentales en la enfermedad, cada vez va cobrando más importancia la sintomatología no motora por el impacto que provoca en la vida diaria de las personas afectadas. Estos síntomas son muy variados y pueden aparecer en cualquier etapa, aunque cobran más relevancia en las más avanzadas. Entre los síntomas no motores de la enfermedad se encuentran: el estreñimiento, el exceso o ausencia de salivación, trastornos de la deglución (dificultad para tragar y disfagia), la apatía, depresión o el insomnio, entre muchos otros.

Los pacientes con Parkinson frecuentemente experimentan una disminución de la destreza manual y debilidad muscular. La progresión de estos síntomas clínicos durante la enfermedad provoca dificultad en la realización de las actividades de la vida diaria.

No hay cifras oficiales en Argentina pero extrapolando las estadísticas norteamericanas según la Asociación Civil de la Enfermedad de Parkinson (ACEPAR), se calcula que hay cerca de 80.000 personas afectadas en nuestro país. El costo de la Enfermedad de Parkinson es enorme (US$ 6.000 millones por año en USA) y el riesgo de contraer la enfermedad aumenta con la edad, por lo que se espera que el impacto económico y en la Salud Pública aumente a medida que la población envejezca.

Se desconoce la causa de esta enfermedad, entre las mejor fundamentadas se encuentran las que implican un factor tóxico, hasta ahora desconocido, y factores genéticos.

Independientemente de cual sea la causa última, se conocen diversos procesos probablemente implicados en la producción del daño neuronal. Entre ellos la formación de radicales libres. Estos son compuestos inestables debido a que carecen de un electrón. En un intento por reemplazar el electrón que falta, los radicales libres reaccionan con las moléculas circundantes (especialmente metales tales como el hierro), en un proceso que se llama la oxidación. Se considera que este proceso ocasiona daños a los tejidos que unen las neuronas.

Hasta la fecha, ninguna investigación ha proporcionado prueba definitiva de que una toxina sea la causa de la enfermedad.

Una teoría relativamente nueva explora el papel de los factores genéticos en el desarrollo de la enfermedad de Parkinson. De un 15 a un 25 por ciento de los pacientes de Parkinson tienen un familiar cercano que ha experimentado síntomas de Parkinson. Por último, otra teoría propone que la enfermedad de Parkinson ocurre cuando, por causas desconocidas, el desgaste de las neuronas productoras de dopamina normal, relacionado con la edad, se acelera en ciertas personas. Esta teoría se sustenta en el conocimiento de que la pérdida de mecanismos protectores antioxidantes está asociada con la enfermedad de Parkinson y el envejecimiento.

Muchos investigadores creen que una combinación de estos cuatro mecanismos: daño oxidativo, toxinas ambientales, predisposición genética y envejecimiento acelerado, se identificarán como causas de esta enfermedad.

Investigadores han demostrado que una simple sesión de ejercicios manuales de 15 minutos de duración mejora significativamente el movimiento y la destreza de los pacientes con Parkinson, ayudándoles a ejecutar tareas como la escritura o el abotonado.

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