Cecilio Acosta fue un humanista venezolano de mediados del siglo XIX. Su hermosa prosa y altos valores de justicia le llevaron a redactar el Código Penal de Venezuela, así como le valieron su incorporación como miembro de la Real Academia de la Lengua Española. Su pensamiento pedagógico se plasmó en importantes obras y acciones hacia el progreso del colectivo.
Cecilio Acosta nació en San Diego de Los Altos, estado Miranda, el 1° de febrero de 1818 en el seno de una familia humilde. A sus trece años, tras la muerte de su padre, se trasladó con su madre a Caracas. Se matriculó en el Seminario de Santa Rosa, donde permaneció hasta 1940 cuando su vocación sacerdotal se resquebraja. Se graduó como Agrimensor en la Academia de Matemáticas, y como Abogado en la Universidad Central de Venezuela. En 1848 llegó a ser ejercer la Secretaría de la Facultad de Humanidades de la Universidad, y titular de la cátedra de Legislación Universal, Civil y Criminal y de Economía Política, en 1853.
Alrededor de 1846, como estudiante, ya publicaba sus primeros ensayos en los periódicos La Época, El Centinela de la Patria y El Federal. En ocasiones firmaba como Tullius o Niemand, algunos artículos polémicos. Escribió pocos poemas, en un marcado Neoclasicismo y el vigente Romanticismo de su época. La crítica reconoce su mayor vuelo poético en “La casita blanca”. El pensamiento político de Cecilio Acosta se movió entre la línea conservadora y la liberal que buscaba generar un sistema de derechos justos y sin la intervención del Estado.
Sus ideas pedagógicas se plasman en su ensayo “Cosas sabidas y cosas por saberse” de 1856, en el que Acosta aplica su ideal a la realidad venezolana, que estaba sumida en el atraso. Critica a la Universidad y sus egresados por dar la espalda a la sociedad. Pregonaba la necesidad de una instrucción elemental generalizada para que nadie se quedara al margen del progreso. Sin embargo, en abierta línea conservadora, la enseñanza universitaria sólo debía reservarse para mentes privilegiadas intelectualmente.
El escritor y humanista Cecilio Acosta murió en Caracas el 8 de julio de 1881, en un estado de pobreza económica pero dejando un gran legado intelectual al país. A partir del 5 de julio de 1937 sus restos mortales fueron elevados al Panteón Nacional. Los cinco volúmenes de sus Obras Completas de Cecilio Acosta se publicaron entre 1908 y 1909, y su reedición de 1981 por la Fundación La Casa de Bello.
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