(Maracaibo, Venezuela, 1924 - Estocolmo, Suecia, 1999) Científico venezolano. Inventor de la cuchilla de diamante, fue pionero en técnicas de microscopía electrónica y decisivo en el proceso de modernización científica de su país, en el que fundó el Instituto Venezolano de Neurología e Investigaciones Cerebrales (IVNIC).
Humberto Fernández realizó sus primeros estudios entre la capital zuliana, Curazao y Nueva York. En 1936 ingresó en el Colegio Alemán de Maracaibo y al año siguiente partió rumbo a Alemania, donde acabó el bachillerato en el liceo Schulgemeinde Wichersdorf de Sallfeld. Con apenas quince años inició sus estudios de medicina en la Universidad de Munich. Durante la Segunda Guerra Mundial, seis días antes del desembarco de Normandía (1944), en un sótano y bajo un bajo bombardeo aéreo, se graduó en medicina con Summa cum laude.
Al año siguiente revalidó su título en la Universidad Central de Venezuela y trabajó en el Hospital Psiquiátrico de Maracaibo, aunque no por mucho tiempo, porque viajó a Estados Unidos para especializarse en neurología y neuropatología en la Universidad George Washington de Washington D.C. De allí se trasladó, en 1947, a Estocolmo, y trabajó en el Hospital Serafimer con el neurocirujano Herbert Olivecrona. Comenzó también sus investigaciones en microscopía electrónica en los laboratorios del Instituto Nobel de Física, invitado por el profesor Manne Siegbahn (Premio Nobel de Física en 1924) y también en el Instituto de Investigaciones Celulares y Genética del Instituto Karolinska.
Durante este período en Suecia inventó la cuchilla de diamante para la ultramicrotomía (seccionado ultrafino de materiales biológicos y metálicos que permitió observar estructuras subcelulares) y desarrolló el concepto de la crioultramicrotomía (utilizando bajas temperaturas), que más tarde lo llevaría a inventar el criomicroscopio electrónico. Logró así observar a nivel casi atómico la estructura de complejos sistemas biológicos (o inanimados) en estado hidratado y a muy bajas temperaturas, lo cual hasta ese entonces se consideraba improbable. En su trabajo La cuchilla de diamante para seccionado ultrafino, publicado en 1953, Fernández Morán firmaba como investigador del Instituto Karolinska de Estocolmo y del Departamento de Biofísica de la Universidad Central de Venezuela, de cuya cátedra fue fundador en 1951. En Estocolmo contrajo matrimonio con la sueca Anna Browallius, con quien tendría dos hijas. En 1954 volvió a Venezuela.
Ese mismo año, con ayuda del entonces ministro de Sanidad Pedro Gutiérrez Alfaro, Fernández Morán se dedicó a desarrollar el proyecto de un centro para la formación y la investigación neurológica y cerebral. En 1958 se le pidió a Fernández Morán que aceptara el cargo de ministro de Educación, el cual ejerció por diez días, hasta el 23 de enero, fecha de la caída del dictador Marcos Pérez Jiménez.
Esa breve relación con el poder lo perseguiría implacablemente y serviría como excusa para desacreditar cualquiera de sus logros como científico; eventualmente lo forzaría, a mediados de 1958, a tomar la ruta del exilio voluntario. Entregó la dirección del recién fundado IVNIC (Instituto Venezolano de Neurología e Investigaciones Cerebrales) al doctor Marcel Roche y al año siguiente el instituto fue ampliado a otras áreas de investigación, pasando a llamarse Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC).
Incansable, Fernández Morán se instaló a partir de 1958 en Estados Unidos y organizó los Mixter Laboratories for Electron Microscopy del Massachusetts General Hospital de Boston; colaboró además con el Massachusetts Institute of Technology (MIT). En 1962 aceptó el puesto de Profesor de Biofísica en la Universidad de Chicago; en 1967 obtuvo la silla profesoral Pritzker de la División de Ciencias Biológicas de la Escuela de Medicina de dicha universidad y fue reconocido con el premio John Scott por la cuchilla de diamante, un premio antes otorgado, entre otros, a Jonas Salk (vacuna antipoliomielítica), Marie Curie (la radiactividad y sus propiedades), Thomas Edison (lámpara incandescente) y Alexander Fleming (por el descubrimiento de la penicilina). En paralelo a su trabajo como docente, Fernández Morán prosiguió sus investigaciones y continuó trabajando en el desarrollo de la criomicroscopía electrónica. En 1985 volvió a Estocolmo; allí permanecería ya hasta su muerte, el 17 de marzo de 1999.
La postura política de los ciudadanos de numerosos países, a lo largo de la historia y hasta nuestros días, se ha percibido erróneamente más en su relación con los líderes que en su compromiso con las verdaderas instituciones nacionales. Al igual que el bachiller Rafael Rangel fue identificado con el general Juan Vicente Gómez, Humberto Fernández Morán fue una de las víctimas de este pensamiento inmaduro, de la leyenda negra en la que pagan justos por pecadores, al identificársele con el régimen de Pérez Jiménez, quien lo apoyó en la creación del IVNIC (actual IVIC), institución emblemática y ejemplar que ha logrado sobrevivir a dictadores, partidos y crisis.
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