sábado, 30 de junio de 2018

Renuncia Fabricio Ojeda al Congreso de la República

30/06/2018


Fabricio Ojeda, revolucionario venezolano, vilmente asesinado en los calabozos del Sifa, antigua policía política durante el gobierno de Raúl Leoni (AD), el 21 de junio de 1966.

Conocido en el FALN como el Comandante “Roberto”, nació el 6 de febrero en 1929 en Boconó, (Trujillo). Reportero desde los tiempos del régimen de Marcos Pérez Jiménez. Fue Jefe de la “Junta Patriótica” en la clandestinidad, organización que derrocó la dictadura Perezjimenista el 23 de enero de 1958. Militante fundador de Unión Republicana Democrática (URD). Ingresa al Congreso como Diputado de URD en 1958, solidarizándose con el triunfo de la Revolución Cubana.

El 30 de junio de 1962 renuncia al Congreso y marcha a los Andes a organizar un Frente Guerrillero de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN).


Caracas, 30 de junio de 1962.
Señores
Presidente, Vicepresidente y demás
miembros de la Cámara de Diputados
Palacio Legislativo
Caracas.
Distinguidos colegas:

En el primer aniversario de la suspensión de las garantías Constitucionales, un grupo de estudiantes de la Universidad Central y yo, hicimos una promesa de extraordinaria significación. Estábamos en el Cementerio General del Sur, frente a la tumba de Alberto Rudas Mezzone – uno de los tantos jóvenes caídos en la lucha por la libertad -, allí levantamos las manos y las voces y juramos: que el sacrificio de nuestros mártires no sería en vano. Juramos continuar sus pasos y cumplir su obra, para que la sangre derramada retoñase en nueva vida para el pueblo.

Y desde entonces comenzamos a prepararnos para el cumplimiento irrenunciable. Con este objetivo, redimir al pueblo haciendo honor al sacrificio de sus mártires, hemos trabajado sin descanso, hemos luchado sin cesar. Ahora a mí, solo me queda, como decía un insigne pensador latinoamericano, “cambiar la comodidad por la miasma fétida del campamento, y los goces suavísimos de la familia por los azares de la guerra, y el calor del hogar por el frío del bosque y el cieno del pantano, y la vida muelle y segura por la vida nómada y perseguida y hambrienta y llagada y enferma y desnuda”.

Es por ello, colegas Diputados, que vengo ante ustedes a expresar la decisión de dejar el Parlamento – este recinto que pisé por voluntad del glorioso pueblo caraqueño, hoy oprimido y humillado -, para subir a las montañas e incorporarme a los compañeros que ya han iniciado el combate y con ellos continuar la lucha revolucionaria para la liberación de Venezuela, para el bienestar futuro del pueblo, para la redención de los humildes.

Estoy consciente de lo que esta decisión implica, de los riesgos, peligros y sacrificios que ella conlleva; pero no otro puede ser el camino de un revolucionario verdadero. Venezuela – lo sabemos y los sentimos todos -, necesita un cambio a fondo para recobrar su perfil de nación soberana, recuperar los medios de riqueza hoy en manos del capital extranjero y convertirlos en instrumento de progreso colectivo. Necesitamos un cambio a fondo para liberar al trabajador de la miseria, la ignorancia y la explotación; para poner la enseñanza, la técnica y la ciencia al alcance del pueblo: para que el obrero tenga trabajo permanente y sus hijos amparo y protección. Venezuela, en fin, necesita un cambio profundo para que los derechos democráticos del pueblo no sean letra muerta en el texto de las leyes; para que la libertad exista y la justicia impere; para que el derecho a la educación, al trabajo, a la salud y al bienestar sean verdaderos derechos para las mayorías populares y no privilegios de escasas minorías. Pero nada de esto podrá lograrse en un país sub-desarrollado y dependiente, como el nuestro, sino a través de la acción revolucionaria que concluya con la conquista del Poder Político por parte del pueblo. De otra manera, tanto los instrumentos de poder, como los medios de riqueza, continuarán en manos de los monopolios internacionales y de las castas oligárquicas del país, con la consiguiente explotación de los trabajadores, la proliferación del hambre y la miseria y el abandono permanente del pueblo. Esta situación precisa una transformación estructural que cambie el sistema formalista de la democracia por la efectiva realización de la misma: es decir, que arrase con todo lo podrido, con todo lo injusto, con todo lo indigno de nuestra sociedad y en su lugar erija una nueva vida de justicia y libertades.

A estas alturas de la historia, cuando un vendaval de renovación sacude al mundo, los venezolanos no podemos permanecer aferrados a una vida política, sin perspectivas de futuro y que mantiene al país sumergido en el subdesarrollo económico, en el atraso crónico y al pueblo, doblegado bajo el peso constante de la miseria y la ignorancia y el hambre. Venezuela es un país privilegiado por la naturaleza. Las entrañas de su tierra están pobladas de riqueza y sobre la superficie crecen montañas de dinero. Pero estas riquezas y este dinero sólo van a parar a los bolsillos de los grandes tiburones de la política nacional e internacional, mientras que el pueblo, dueño de ellas, se debate entre la angustia de no poseer nada y el dolor de su precaria situación económica. Este país, donde se produce tres millones de barriles de petróleo diariamente y mas de veinte millones de toneladas de hierro cada año, donde las empresas extranjeras que lo explotan acusan utilidades que sobrepasan los mil quinientos millones de bolívares anuales, vive un drama terrible con centenares de miles de obreros sin trabajo, con centenares de miles de campesinos sin tierra, con centenares de miles de niños abandonados y sin escuelas, con centenares de miles de analfabetos, con legiones de indigentes que escarban en los desperdicios en busca de alimentos y centenares de miles de hombres y mujeres sin techo que se arrastran hacinados en ranchos insalubres, sin la menor protección social, sanitaria o económica. Este país que es el mas rico de toda la América Latina, muestra ante los ojos angustiados de su gente, un panorama de males y penurias que se ahonda en la existencia misma de grandes contradicciones: mientras unos lo tienen todo, comodidades, lujos, placeres y bonanza; otros nada poseen, ni nada les espera, a no ser la muerte en la mas completa pobreza. Mientras unos tienen en bancos y cajas fuertes millones de bolívares, otros carecen de recursos mas elementales de la vida humana. Mientras unos pueden mandar a sus hijos a los mejores colegios, otros tienen que resignarse a ver a los suyos crecer en la ignorancia. Mientras unos viven como parásitos, sin trabajar ni producir, otros no encuentran donde colocar su fuerza de trabajo. Mientras unos ven a sus mujeres dar a luz en clínicas lujosas, otros, los más, tienen que conformarse con verlas parir como animales en sus ranchos inmundos.

Este es el drama, la horrible tragedia de nuestro país y nuestro pueblo. Buscarle remedio es responsabilidad de los venezolanos progresistas, encontrarle solución es deber irrenunciable. Pero no debemos detenernos en aplicar los consabidos “paños calientes” que sólo postergan la enfermedad, sino que hemos de ir a su misma raíz para extirpar, como el buen cirujano, los orígenes del mal. Ya el pueblo venezolano está cansado de promesas que no pueden cumplirse y esta ya decepcionado de una democracia que no llega, pero que a nombre de la cual se le maltrata, se le persigue y se le engaña.

Ningún movimiento político ha negado hasta ahora estas realidades; pero lo que es realidad y convicción para algunos, es demagogia y politiquería para otros. Esto se ha venido demostrando, al menos, en nuestra accidentada historia, en nuestro proceso republicano. Una cosa ha sido la prédica política fuera del poder y otra, muy distinta, acción de gobernantes. Y a cada paso, salta a la vista cómo el pueblo, las mayorías hambrientas, miserables y desamparadas, no han sido más que infeliz escalera cuyos peldaños trepan ambiciosos y carreristas. Todo hasta ahora ha sido engaño, mentira, farsa vergonzosa que compromete responsabilidades y escarnece principios. La democracia no ha sido otra cosa que medio para ese engaño, para esa mentira, para esa farsa vergonzosa. A través de la prédica insinceras de sus postulados y noblezas se ha oprimido, se ha vejado, se ha explotado al pueblo. La democracia que defienden quienes oprimen y roban en su nombre, ha servido solo como escudo para la ignominia, la podredumbre, la corrupción y la desvergüenza de quienes sirven intereses extraños y de quienes entienden la democracia como instrumentos de apetitos subalternos. Consecuencia de esto es el papel que en nuestro país están jugando instituciones democráticas como el Parlamento, son esencia misma de la soberanía popular.

Yo sé que muchos de ustedes, colegas Diputados, creen de buena fe que lo que está ocurriendo hoy en nuestro Parlamento – el poder mas importante de la democracia representativa – es producto de la poca experiencia democrática que tenemos los venezolanos o simplemente resultados de contradicciones circunstanciales que pueden ser superadas con un cambio sencillo en el tren gubernamental. Y que aquí podría resolverse el ingente problema nacional: conquistar la independencia del país y crear bases perdurables para el bienestar colectivo, a través de la lucha cívica, o lo que es lo mismo, en el tránsito pacífico de las propias instituciones. A mi juicio, quienes así piensan, o están equivocados honestamente, o lo que es más grave: ocultan su propia cobardía. O temen que la Revolución los arrase o jueguen a la demagogia para satisfacer ambiciones egoístas. O no han logrado comprender la naturaleza y carácter de las fuerzas reaccionarias que tradicionalmente han impuesto la opresión, el escarnio y la humillación al pueblo venezolano, o quieren disfrazar sus verdaderas intenciones.

Este pueblo que ofrece sangre y vida por la libertad, creyó igual que muchos de ustedes en una solución pacífica del problema venezolano. Yo mismo y conmigo quienes intervinieron en el gran movimiento de la Junta Patriótica, creímos de buena fe, sinceramente, que con el derrocamiento del tirano y el retorno a la Patria de todos sus hijos perseguidos, podría lograrse un entendimiento general unitario, venezonalista, que trabajara por el engrandecimiento de la país, por la dignidad de los venezolanos, por la independencia misma de la Nación. Esta ilusión de jóvenes ingenuos, de políticos sin malicia, todos buena fe y buena voluntad, se derrumbo bajo el peso del egoísmo y las ambiciones de otro. El 23 de enero, lo confieso a manera de autocrítica creadora, nada ocurrió en Venezuela, a no ser el simple cambio de unos hombres por otros al frente de los destinos públicos. Nada se hizo para erradicar los privilegios ni las injusticias. Quienes ocuparon el Poder, con excepciones honrosas, claro está, nada hicieron para liberarnos de las coyundas imperialistas, de la dominación feudal, de la opresión oligárquica. Por el contrario, sirvieron como instrumento a aquellos intereses que gravitan en forma negativa sobre el cuerpo desfalleciente de la Patria. Pero, al menos, crearon un clima de libertad, de respeto, de convivencia entre los venezolanos, ausente hoy de la vida nacional. Todo lo demás es producto de cuestiones más profundas que penetra en la razón misma de un sistema político creado por el engaño y la mentira. Y es que era de ingenuo o de iluso pensar que con el sólo derrocamiento del tirano y el retorno a la vida institucional, con poderes elegidos, se había logrado la solución de nuestros problemas. Nosotros creímos, de muy buena fe, lo repito, que las diferencias transitorias podrían ponerse a un lado para sentarse todos a trabajar por la Patria, para que cesaran los viejos odios, las rencillas parroquianas y cada uno pensara mas en el progreso del país que en sus intereses personales. Nosotros creímos que el patriotismo estaba por encima de banderías y de grupos. Pero lo primero que algunos hicieron de regreso al país, fue atentar contra la Junta Patriótica, contra sus miembros fundadores, que en la resistencia habían sabido trazar una línea política justa que culminó con la victoria popular. Mas, ahora estamos convencidos que todo lo ocurrido, que el nuevo fracaso, no fue sino el resultado de las grandes contradicciones económicas y sociales que se agitan en nuestra sociedad, que pugnan dentro de un sistema político como el nuestro. No podía esperarse otra cosa sino se había hecho otra cosa que cambiar los hombres del gobierno. El 23 de enero hubo solo esto: un cambio de nombres. La oligarquía explotadora, los servidores del imperialismo buscaron acomodo inmediato en el nuevo gobierno. El poder político había quedado en manos de los mismos intereses y los instrumentos de ese poder seguían bajo la responsabilidad de las mismas clases. Así hemos seguido, pero esto no podrá continuar por mucho tiempo. Ya el pueblo de Venezuela como todos los pueblos oprimidos del mundo, se ha dado cuenta de las causas que originan sus males. Y todos estos pueblos se han planteado la histórica tarea de la liberación económica y política, para emprender el desarrollo independiente que ha de cristalizar en progreso, en bienestar, en felicidad para los humildes. Un ejemplo de la victoria popular hay ya resplandeciendo en América Latina: La Revolución Cubana. Este hecho ha contribuido enormemente a esclarecer el panorama futuro de nuestros pueblos, a despertar a las masas dormidas, a abrirle los ojos a los engañados y a galvanizar la conciencia revolucionaria y antiimperialista que se agiganta en la fibra más honda de nuestro patriotismo, de nuestro sentimiento nacionalista.

No obstante las realidades objetivas, las experiencias propias y extrañas, el pueblo venezolano, amante siempre de la paz ha querido resolver sus problemas a través del camino cívico. Y a pensar de todos los contratiempos, se hizo grandes ilusiones al cambiar la correlación de fuerzas en el seno del Congreso Nacional. Nuestro pueblo creyó que el control de la oposición sobre la Cámara de Diputados y sobre el Poder Legislativo, abría de veras nuevas perspectivas para erradicar la violencia y pacificar el país. Pero ya esas ilusiones han sufrido fuertes golpes y definitivamente se han venido abajo, frente a las indefensión del Parlamento ante un Ejecutivo prepotente y arbitrario. Dos meses hace que esta Cámara de Diputados, en medio del tácito regocijo popular, aprobó radiodifundir algunas de sus sesiones y todavía esta resolución no ha podido ser cumplida. Hace igualmente dos meses que el Congreso Nacional, en uso de sus atribuciones y facultades constitucionales, decretó la restitución de las garantías que por mas de un año estuvieron suspendidas; pero a pesar del Decreto del Poder Legislativo, se continúan allanando hogares, apresando ciudadanos sin delitos. Y al amparo de un decreto pérezjimenista que el pueblo derogo el 23 de Enero se prohíbe a la Unión Nacional de Mujeres un acto en el Palacio de los Deportes de Caracas para hablar sobre la devaluación del bolívar y su incidencia en el ya alto costo de la vida; al amparo de ese mismo decreto, el gobierno de Betancourt prohíbe a los trabajadores, a las clases obrera revolucionaria celebrar el 1° de Mayo, Día Internacional del Trabajo. Y por si ello fuera poco, los agentes de la represión oficial, sus bandas armadas, arremetieron contra obreros indefensos que desafiando el terror salieron a la calle para conmemorar su día con su dignidad. Algunos muertos y numerosos heridos – sangre del pueblo – fueron el balance del 1° de Mayo en todo el país. Pero estos no son hechos aislados de la arbitrariedad transitoria, sino norma y razón de ser de un gobierno al margen de la ley, que no respeta la Constitución, ni respeta el Congreso, ni respeta nada. En El Tigre, en Punto Fijo, en Valencia, en toda la extensa latitud venezolana se dispara contra trabajadores indefensos que expresa su libre voluntad dentro del movimiento sindical. Y frente a los Liceos, estudiantes de todas las edades bautizan con su sangre promisoria el regreso “a la normalidad constitucionalidad”. Y es que el Ejecutivo no respeta las decisiones del Congreso, sino sus aspectos meramente formales.
¿Pero no es el Poder Legislativo el más importante, el poder fundamental de la constitucionalidad? ¿No es el Parlamento elegido por el pueblo, la esencia misma de la soberanía popular? Todo ello es cierto, más dentro de un sistema político como el que vivimos los venezolanos, el Poder Legislativo opera normalmente cuando su mayoría sirve a los mismos intereses del Poder Ejecutivo y responde a la misma composición de éste. Cuando se opera en fenómeno contrario, es decir, que la oposición controla el Parlamento, entonces frente a él se levanta la muralla de la amenaza, del irrespeto y el atropello. Se atropella al Parlamento y a su misma dignidad, cuando se burla el convenio de caballeros celebrado entre el Presidente de la República y la Directiva de la Cámara de Diputados para resolver el angustioso problema de la huelga de hambre de los presos políticos. Se atropella al Parlamento cuando el ministro de Relaciones Interiores, niega los canales de la Radio Difusora Nacional – utilizada por el Ejecutivo cuando le viene en gana – para transmitir las sesiones de la Cámara de Diputados. Y pendiente está la amenaza de engavetar el Proyecto de reglamentación de las garantías que apruebe la oposición en Diputados, si aquél no responde a los arranques fascistas, a las características tiránicas, a la esencia despótica de la Vieja Guardia y COPEI. ¿Entonces cómo contar con el Parlamento para la Revolución que nuestro pueblo tiene planteada? ¿Es que podrá la Cámara de Diputados o el Congreso garantizar el cumplimiento de leyes progresistas y patrióticas, sino ha podido radiotransmitir una sola de sus sesiones y no ha podido impedir los atropellos, vejaciones y persecuciones, a pesar de haber restituido las libertades públicas? ¿Podrá garantizar este Congreso la aprobación y aplicación de una Ley contra los monopolios que saquean nuestras riquezas? ¿Podrá este Congreso ejecutar y hacer ejecutar una reforma amplia en el sistema económico y social de la República? Ya se ha evidenciado, señores Diputados, que ello es imposible mientras no haya un cambio a fondo en el sistema político venezolano. Un análisis detenido de esta situación, de la impotencia en que estamos para hallar una solución pacífica al problema nacional; un estudio de cómo el gobierno ha tomado el atajo de la ilegalidad, irrespetando la Constitución y atropellando las instituciones democráticas, de cómo la democracia en nuestro país es solo una farsa, una mentira, para encubrir la opresión, el crimen y la arbitrariedad; de ver cómo la libertad no existe para el pueblo, ni la justicia impera para el pueblo; el ver cómo los periodistas son encarcelados a pasar de la vigencia de la libertad de expresión; una consideración general de este panorama de corrupción, de este ambiente de persecución, de esta vida de angustia; un examen de la situación que nos deja el Parlamento burlado, la soberanía mediatizada, el pueblo humillado, la dignidad perdida y las riquezas hipotecadas, me han llevado a la conclusión, como a muchos otros venezolanos, que aquí se necesita un cambio radical una transformación verdadera que convierta nuestro país en Nación libre, próspera y digna.

Consecuencia de esta firme convicción, resultado de ese análisis, es la decisión que he tomado de combatir con las armas en la mano, como lo hace el pueblo cuando quiere conquistar la libertad, y buscar en la acción revolucionaria la solución de nuestros grandes problemas, y lograr para el pueblo una vida nueva, distinta a la precaria existencia que ha llevado durante siglo y medio de República injusta. Esta decisión me honra y compromete, a la par que me satisface. Igual camino han tomado en épocas y países distinto los mas notables hombres de la humanidad. Igual decisión tuvieron que tomar nuestros Libertadores frente a una Patria colonizada, frente a un pueblo esclavizado. Ellos, los forjadores de nuestra nacionalidad, nos trazaron el camino y nosotros hemos de continuarlo con iguales, sacrificios, con los mismos riesgos y la misma fe, para despedazar las nuevas cadenas del dominio extranjero y garantizar la plena independencia nacional.
Esta es nuestra decisión, este nuestro camino. Vamos a las armas con fe, con alegría, como quien va al reencuentro de la Patria preferida. Sabemos que con nosotros está el pueblo, el mismo que en todas las épocas memorables ha dicho presente ante todo lo noble, ante todo lo bueno, ante todo lo justo.

Nuestra decisión de incorporarnos a los estudiantes, obreros y campesinos que hacen la guerra de guerrillas en Falcón, Portuguesa, Mérida, Zulia, Yaracuy, obligados por la brutal represión del gobierno que amenaza con la muerte, la tortura y la cárcel a quienes se oponen a sus designios, obedece a la firme convicción de que la política de las camarillas que ejercen hoy el Poder no muestran ningún ánimo para dar soluciones a la crisis política venezolana a través del dialogo y la senda electoral. Toda la maquinaria oficialista ha sido desde ya colocada al servicio de los grupos exclusivos que forman la intimidad del actual Presidente y sin espíritu de servicio a la Patria y al Pueblo, tales grupos han privado a los venezolanos de sus mas elementales derechos y desde ahora preparan el fraude que les permite perpetuarse en el Poder, a usanza de todos los gobiernos despóticos que el país ha padecido.
Esperar que esta burla sangrienta se consagre sin mengua de la propia dignidad, no sólo es cobardía, es alentar falsas ilusiones cuyas consecuencia serían fatales para nuestro desarrollo democrático. Ya el grupo que gobierna ha demostrado hasta la saciedad que sólo conoce el método de la violencia, el camino de la ilegalidad. Frente a su soberbia, no cabe otra actitud para aceptar al reto y disponerse a combatirlo con sus mismos métodos, para que los venezolanos puedan, libres del Gobierno de Betancourt, libres de sus odios e intrigas, de su corrupción e incapacidad, de su politiquería y pequeñez moral, de su sectarismo y maldad, darnos un gobierno verdaderamente nacional, respetuoso de la ley democrática, fiel servidor del pueblo y leal a la independencia y soberanía nacionales.

Hacemos armas contra la violencia, la represión, las torturas, el peculado. Tomamos las armas contra las depravaciones y la traición. No lo hacemos por romántica concepción de la lucha ni sometidos a otra decisión que a la nuestra, sólo comprometida con Venezuela. No hacemos la guerra contra las Fuerzas Armadas, en su conjunto, en cuyo senos nos consta por experiencia personal y por la acción conjunta que libramos en Enero del 58, se han formado Oficiales cuya única ambición es también la nuestra: ser útiles a la Patria y servir a su grandeza y soberanía. Y porque la inmensa mayoría de los clases y soldados pertenecen a las clases humildes, a las familias sin pan, ni tierra, ni libertad. Y si algunas de sus jerarquías han sido colocadas como ciego e incondicional instrumento personalista del grupo de Rómulo Betancourt, ello no puede ocultarnos que más temprano que tarde civiles y militares nos encontraremos juntos en un mismo propósito fraternal y patriótico. Evidencia de esta afirmación es la reciente “Sublevación de Carúpano” y “la heroica acción de Puerto Cabello”, donde Oficiales de limpia trayectoria como Jesús Molina Villegas, Pedro Medina Silva y Manuel Ponte Rodríguez supieron dar un paso al frente de la historia, antes de vivir en la ignominia. Allí se demostró como en el seno de las Fuerzas Armadas hay hombres que sienten la Patria en su exacta dimensión y que inspirados en las lecciones de Bolívar, siguen su ejemplo de valor, de nobleza y patriotismo y como este Gobierno llega hasta el bombardeo de ciudades abiertas, al genocidio, para tratar de conservar una situación ya insostenible. El comino trillado por ellos habremos de continuarlo para que al salir de la prisión gloriosa, los Oficiales, clases, soldados y civiles de la heroica acción de Carúpano y Puerto Cabello, puedan vivir dentro de una Patria nueva, como la que hemos soñado todos y por la cual ellos combatieron. No hacemos las armas contra el Ejército, la hacemos contra quienes sirven a los monopolios extranjeros causantes de nuestra pobreza; hacemos la guerra, contra los asesinos de estudiantes, de obreros, de campesinos; hacemos la guerra contra los que roban y comercian a nombre de una democracia falsa; hacemos la guerra contra los que siembran el hambre, la angustia y el dolor en la familia venezolana; hacemos la guerra contra una vida de corrupción, de odios y de intrigas; en fin, hacemos la guerra para que la aurora de la libertad y la justicia resplandezca en el horizonte de la Patria.

El gobierno ha querido que esta lucha sea así. Ni nosotros ni nadie puede esperar que ella pueda decidirse a corto plazo. Hemos emprendido una acción dirigida a barrer con la injusticias, la traición y la corrupción en nuestra sociedad, una acción que sólo puede triunfar si se forja poderosa en un movimiento nacional de amplitud popular, civil y militar a todo lo largo y ancho del país, del cual somos apenas un pequeño engranaje. La lucha será prolongada, llena de riesgo y sacrificios. Pero la victoria no podrá rehusarse a quienes se dan a esa lucha haciendo descansar sus ideales en el pueblo y su sacrificio en una causa nacional y democrática; a quienes sólo tienen como ambición, servir a la Patria escarnecida. Y si algo faltara para justificar mi actitud, ahí está el asalto fascista a los diarios “La Tarde” y “Clarín”, voceros insobornables del pueblo, en la destrucción de cuyas máquinas está el gobierno retratado de frente. Pero además me alienta las palabras pronunciadas en esta Cámara por el Diputado de Acción Democrática, doctor Elpidio La Riva Mata, en las cuales traduce el clamor de nuestro pueblo, al expresar valientemente:

“El gobierno no quiere guerrillas, pero tampoco quiere prensa libre, mitins, manifestaciones ni ejercicio cabal de las libertades públicas; por eso sus bandas armadas realizan salvajes actos como el efectuado el sábado en las oficinas y talleres de “Clarín” y “La Tarde”. El actual gobierno esta incapacitado para regir democráticamente los destinos del país. En este sentido, la perspectiva electoral es bastante oscura. ¿Pueden los sectores de oposición contemplar con optimismo hechos como este que liquidan las vías pacíficas de la contienda política?”
Para agregar después:

“Todo el cuerpo de la Constitución y todas las manifestaciones de la constitucionalidad están acribillados por los hechos de este Gobierno…”.

Y me alienta, igualmente, el pensamiento del Senador José Octavio Jiménez, cuando dice:

“Tengo varios hijos y prefiero verlos morir en el combate guerrillero, antes que caer asesinados en las calles por las bandas armadas de este Gobierno…”.

Y me enorgullecen los planteamientos del compañero José Vicente Rangel, que a nombre de mi partido “Unión Republicana Democrática”, expreso la voz y sentimiento de toda su militancia y que yo interpreto como un mandato inexorable.

Pero aun hay algo más que por si solo bastaría para evidenciar lo justo del camino tomado. Ello es, la amenaza que pende sobre nuestra Cámara so-pretexto de erradicar el “extremismo”. Este golpe mortal para la democracia, está ya casi consumado y es posible que sea practicado en pocos días. Las maniobras que se adelantan para llevarlo a cabo, no importan, lo real es que su independencia y su dignidad será acribillada por la soberbia ejecutivista. Ya sea encarcelando a Diputados para cambiar la correlación de fuerza en ella existente; ya sea dejando al Poder Legislativo sin su representación legal como la Comisión Delegada; ya sea por el boicot constante y cada vez más agresivo; lo cierto es que el Ejecutivo, en otro de sus arranques despóticos, ahogará y estrangulará a la Cámara de Diputados, ahora cubierta de dignidad.

La defensa del Parlamento independiente corresponde a todos y la defensa de la Constitución es un deber irrenunciable. Por ello cuando hacemos armas contra este gobierno, las hacemos por la restitución constitucionalidad democrática, por la Cámara de Diputados escarnecida y atropellada, por la independencia de los poderes públicos, por la democracia y la justicia.

Convoque, pues, señor Presidente, al suplente respectivo porque yo he salido a cumplir el juramento que hice ante ustedes de defender la Constitución y leyes del país. Si muero, no importa, otros vendrán detrás que recogerán nuestro fusil y nuestra bandera para continuar con dignidad, lo que es ideal y deber de todo nuestro pueblo.

Abajo las cadenas!! Muera la opresión!!

Por la Patria y por el Pueblo!!

Viva la Revolución!!

Se ratifica la Soberanía de Venezuela sobre la isla de las Aves

30/06/2018



Isla de Aves es una isla coralina, con aproximadamente 3,6 hectáreas de superficie, ubicada al norte del mar Caribe, a unos 500 km al norte de la Isla de Margarita. Es la isla más septentrional de Venezuela y las más pequeñas en extensión de las Dependencias Federales fuera de la plataforma continental. Presenta una altura máxima de 3 m, con escasa vegetación. Su importancia radica en su ubicación y en su valor ecológico. Genera aproximadamente 75.000 km² de mar para Venezuela, en el Caribe oriental. La isla es uno de los sitios más importante de anidación en el Caribe de la tortuga verde (Chelonia mydas), una especie amenazada. Lo cual llevo a proteger esta zona y crear en 1972 el Refugio de Fauna Silvestre Isla de Aves. Además es un punto de paso de aves migratorias y hogar de varias especies de aves marinas, presentándose aquí la mayor colonia de Tiñosa (Anous stolidus) del Caribe. Por ser una isla tan remota y estar en la zona de pasos de huracanes la convierte en un extraordinario laboratorio natural, como punto de referencia para estudios de la biota, en estudios oceanográficos y en eventos meteorológicos en el Mar Caribe.


Desde 1978 la isla cuenta con la Base Científico Naval Simón Bolívar, la cual ha permitido una presencia permanente de personal venezolano hasta el presente. En conjunto con el Ministerio del Poder Popular para Ecosocialismo, Hábitat y Vivienda (MINEHV) , cumplen con la misión de ejercer la soberanía y protección de esta importante área natural. A la vez sirve como plataforma de apoyo a los múltiples estudios llevados a cabo por científicos de las diferentes universidades e instituciones de investigación del país.

Cronología (1529 - 2014)
Hechos que marcaron la historia.

La cronología de Isla de Aves debería comenzar con la fecha de su descubrimiento, pero hasta el momento los documentos disponibles no han permitido identificar la fecha exacta de este evento. Erróneamente en muchos sitios de Internet, indican que fue descubierta por Avaro Sanzze en el año de 1584, pero ya para 1529 aparece cartografiada en los mapas españoles del Nuevo Mundo. También ocurre que en la documentación histórica nombran de la misma manera tanto a Isla de Aves como al Archipiélago de las Aves (situado entre el Archipiélago de Los Roques y la isla de Bonaire). Esto ha generado mucha confusión al momento de analizar la documentación histórica. Por ejemplo el famoso caso de la flota francesa comandada por el conde d’Estrees, la cual naufragó en 1678 en Isla de Aves, se refería realmente al Archipiélago de las Aves.

Primeros mapas y descripciones de la isla (1500 – 1799)
1529: Isla de Aves aparece por primera vez en un mapa. El mapa fue elaborado por Diego Ribero, para la Casa de Contratación de India (responsable para fomentar y regular el comercio y la navegación con el Nuevo Mundo). Ribero, como cosmógrafo real, era responsable de revisar y actualizar el “patrón general”, el mapa estándar u oficial, elaborado con los nuevos datos traídos por los pilotos de sus viajes de descubrimiento por el Nuevo Mundo.

1542: Alonzo Santa Cruz, cartógrafo de la Casa de Contratación de Indias, elabora el “Islario general de todas las islas del mundo”, El atlas está compuesto por 111 mapas que representan las islas y penínsulas del mundo y muestran todos los descubrimientos realizados desde el siglo XV hasta mediados del XVI. El atlas viene acompañado de una documentación escrita, en donde describe cada uno de los elementos geográficos de los mapas. Lamentablemente, aunque aparece en el mapa Isla de Aves, no hace ninguna mención a ella en el documento.

1625: Joannes de Laet, geógrafo holandés, escribió la obra “Mundo Nuevo o Descripción de las Indias Ocidentales”, considerada una de las mejores descripciones de las Américas en el siglo XVII. En este documento por primera vez se describe a Isla de Aves. En el capítulo de la “Isla de los Caníbales “, señala: “La isla de Pájaros, la última de todas y la más Occidental, situada a la altura de 15 grados y 45 escrúpulos, está casi a ras sobre el nivel del mar, y por tanto es sumamente peligrosa para los navegantes”.

1646: Robert Dudley explorador y cartógrafo inglés, publica un Atlas marino de todo el mundo “Dell’Arcano del Mare”. El trabajo está dividido en seis partes que incluyen 130 mapas. Isla de Aves aparece cartografiada en 2 de las cartas de América: X y XI.

1705: Jean Baptiste Labat, clérigo francés, en su obra “Nuevo viaje a las islas de América”, publicada en 1722, relata cómo accidentalmente después de una tormenta visita a Isla de Aves, consiguiendo unos náufragos en las isla. En su obra describe detalladamente la isla, dando unas dimensiones estimadas, con una extensión muy superior a la actual. En el texto, diferencia a Isla de Aves del Archipiélago Las Aves nombrándola “Petite (pequeña) Isle D’Aves”.

Exploración, explotación y soberanía de la isla (1800 – 1899)
1811: Según la Constitución de 1811, los límites de Venezuela se definen a partir del ordenamiento jurídico español, en particular por lo que correspondían a la Capitanía General de Venezuela y a la Real Audiencia de Caracas, con lo cual Isla de Aves quedó incluida dentro del territorio nacional.

1854: En abril un capitán norteamericano descubre abundantes cantidades de guano en Isla de Aves. En los siguientes meses comienza su explotación por dos empresas norteamericanas que se dividieron la isla: Lang & Delano y Shelton, Sampson & Tappan.

En diciembre, el gobierno envía dos buques, el General Falcón y luego el Trece de Diciembre de la Armada venezolana. A su llegada declaran que la isla pertenece a Venezuela. Luego de algunos malentendidos, retiran al personal de ambas empresas de la isla. Esto genera una serie de protestas legales por parte del gobierno de los Estados Unidos que al final se concretaron en un convenio de indemnización en 1859.

Los Países Bajos (Holanda), por su interés en el guano, reclaman la soberanía de Isla de Aves por considerar que en antiguos mapas aparece un banco de arena que unía la isla con la isla de Saba, lo cual hace suponer que era un solo territorio, y además los habitantes de San Eustaquio y Saba (islas holandesas) tenían la costumbre ir a la isla a pescar tortugas y huevos de aves.

1857: Se firma un convenio entre Venezuela y los Países Bajos, solicitando a España un Laudo Arbitral, para definir el dominio y soberanía sobre Isla de Aves.

Isla de Aves es levantada cartográficamente en detalle por primera vez y se registra su batimetría. El mapa “A Survey of Bird Island” fue elaborado por Thomas Henry Lizard, del buque HMS Indias de la Marina Real Británica y el levantamiento fue realizado por Vernon Jones, Segundo Maestre del buque HMS Brilliant.

1865: El Laudo Arbitral de Isabel II de España sobre el dominio y la soberanía de Isla de Aves, sentencia a favor de Venezuela. Con lo cual declaraba que la propiedad de la isla, objeto de la controversia entre los Países Bajos (Holanda) y Venezuela, correspondía a Venezuela.

1871: El presidente Antonio Guzmán Blanco agrupa a las islas venezolanas para su administración bajo la figura del Territorio Federal Colón, con excepción de las islas de Margarita, Coche y Cubagua. Isla de aves por error no se incluyó.

1882: El gobierno de Guzmán Blanco, asigna una concesión para explotar guano, fosfato o cualquier sustancia fertilizadora en el islote "Las Aves" del Territorio Colon, al cónsul de Venezuela en Nueva York, Jorge A. Philips.

1884: A principios de año el buque U.S. Steamer Albatros de la Marina de los EE.UU., realizó sondeos de profundidad. Los naturalistas de abordo no pudieron desembarcar en la isla debido al fuerte oleaje, pero observaron dos construcciones rústicas con la bandera de Venezuela izada, y gente extrayendo guano que lo apilaba cerca de la playa. Los sondeos continuaron hacia el sur con muestreos biológicos de fondo. La información recopilada permitió identificar el sistema de montañas donde está situada la isla.

1895: El General Joaquín Crespo, Presidente de los Estados Unidos de Venezuela, decreta la reorganización del Territorio Federal Colon, e incluye a Isla de Aves como parte de islas venezolanas.

Visitas y estudios extranjeros en la isla (1900 – 1949)
1905: El General Cipriano Castro decreta la Ley Orgánica del Territorio Federal Colón y ubica a Isla de Aves en el municipio Oriental.

1937: Del 1 al 15 de noviembre, se realizó el crucero de instrucción para Isla de Aves y costa de Venezuela a bordo del crucero General Salom. Colocan una bandera en la isla.

1938: El presidente Eleazar López Contreras, reorganiza la administración de las islas venezolanas y promulga la Ley Orgánica de las Dependencias Federales. En esta se especifica que son Dependencias Federales las islas venezolanas del Mar de las Antillas, excepto las de Margarita y Coche, que constituyen el Estado Nueva Esparta, o cualesquiera otras que se le incorpore constitucionalmente.

1939: El geólogo holandés Raoul C. Mitchell visita la isla y elabora el primer mapa geológico de la isla.

1948: Père Pichon, investigador francés, visita la isla para estudiar las tortugas. La visitará un total de cuatro veces.

1949: A finales de mayo de 1949, las corbetas Victoria y Constitución, junto con el FNV Capana, realizaron el crucero de instrucción anual de la Escuela Naval de Venezuela, visitando Puerto La Cruz, Puerto España (Trinidad), Isla de Aves, San Juan de Puerto Rico, Ciudad Trujillo (Santo Domingo, República Dominicana), Puerto Príncipe (Haití) y Colón (Panamá). Al arribar a Isla de Aves, la ocupan militarmente e izan el Pabellón Nacional.

Wagenaar Hummelinck, zoólogo holandés, vista la isla para estudiar su fauna terrestre, a bordo del buque “Willem van der Zaan”.

Venezuela estudia la isla (1950 – 1999)
1953: William H. Phelps publica su polémico trabajo de investigación “El posible hundimiento parcial de la Isla de Aves”.

1954: Se elabora el primer mapa de la isla por un venezolano, el geólogo Guillermo Zuloaga, quien además de medir su superficie, elaboró un mapa geológico y de cobertura vegetal. Fue acompañado de William H. Phelps, que estudió las aves de la isla.

1956: El 25 de marzo, Isla de Aves es visitada por primera vez por un presidente de Venezuela. Marcos Pérez Jiménez y altos funcionarios de su gobierno visitan la isla e izan la bandera venezolana junto a dos placas conmemorativas.

En junio llega la primera expedición del Radio Club Venezolano, con 14 miembros. Se identificó a Isla de Aves con las siglas YV0AA.

1958: En julio se realiza la segunda expedición del Radio Club Venezolano, con solo 4 personas. Llegan a bordo de un velero.

1961: En mayo de 1961 se realiza el crucero de instrucción de la Armada venezolana, visitando Isla de Aves, Haití, Puerto Rico y Miami.

1962: A principios de año, 10 miembros del Radio Club Venezolano, visitan la isla y realizan sus transmisiones radiales. Contaron con el apoyo del destructor D-31 “Aragua” de la Marina de Guerra Venezolana.

1963: En noviembre se realizó la cuarta expedición del Radio Club Venezolano. Contaron con el apoyo del transporte T-15 de la Marina de Guerra Venezolana.

1967: A principio de año, el Radio Club Venezolano transmite desde Isla de Aves en lo que fue su quinta expedición a la isla. En esta ocasión contaron con el apoyo del buque hidrográfico Puerto Santo (H-01).

1968: En febrero, dos geólogos venezolanos, Neil Maloney y Carlos Schubert, participan en la expedición oceanográfica en el Caribe, patrocinada por el Instituto Bedford de Oceanografía de Canadá. Durante la expedición se visitó Isla de Aves. Posteriormente publican el trabajo "Geología de Isla de Aves, Venezuela".

El Ministerio de Obras Públicas (MOP), a través de la Dirección de Cartografía Nacional, genera el primer documento cartográfico oficial de Isla de Aves, a escala 1:2.000.

1970: El Radio Club Venezolano, visita la isla por sexta vez, transmitiendo con las siglas: YV0LA y YV0PP. En esta ocasión navegaron en un velero desde la isla de Guadalupe.

En noviembre se realizó la primera expedición científica conjunta a Isla de Aves. Contó con la participación del Instituto de Tecnología y Ciencias Marinas (Intecmar) de la Universidad Simón Bolívar (USB), la Dirección de Geología del Ministerio de Minas e Hidrocarburos, la Fundación La Salle y el apoyo de la Armada de Venezuela a través de su buque T-12, yate presidencial. Se realizó un reconocimiento geológico de la isla y sus alrededores por José Pantín, Gustavo Coronel, A Duarte, Noel Hazanow y H. Pérez, así como estudios geofísicos mediante el método de resistividad eléctrica y sísmica de refracción, levantamiento topográfico de la isla, batimetría, determinaciones geomagnéticas, perforaciones a máquina y películas del fondo marino en zonas adyacentes a la isla.

1971: La Universidad de Puerto Rico, Estación La Parguera realiza en junio una expedición científica a Isla de Aves.

En julio, la Caribbean Conservation Association y la Island Resourse Foundation realizan su primera expedición para estudiar las características ecológicas de la isla. Forma parte del componente biológico de la primera expedición científica conjunta a Isla de Aves, que se realizó en noviembre de 1970. Esta expedición se hace en conjunto con investigadores venezolanos que contaron con el apoyo de la Armada a bordo del buque T-12.

La Fundación La Salle realiza una expedición científica en octubre.

En noviembre se realiza la segunda expedición científica conjunta a Isla de Aves. Participan: INTECMAR, la Comandancia General de la Marina del Ministerio de Defensa, la Dirección de Geología del Ministerio de Minas e Hidrocarburos, el Instituto Agrario Nacional, la Dirección de Fauna y Pesca del MAC, UCV, Fundación La Salle de Ciencias Naturales, Instituto Oceanográfico UDO, UCAB y Fundación Los Roques.

1972: El 23 de agosto, el Dr. Rafael Caldera, mediante Decreto Presidencial N° 1069, declara a Isla de Aves “Refugio de Fauna Silvestre”. Al Ministerio de Agricultura y Cría se le asignó la tarea de vigilancia y conservación del Refugio.

1973: En enero se realiza la séptima expedición del Radio Club Venezolano, en la cual participan 13 miembros del club. Contaron con el apoyo del transporte T-13 “Los Monjes” de la Armada venezolana.

Para el segundo trimestre del año, se organizó una expedición científica donde participan INTECMAR, Ministerio de Minas e Hidrocarburos y de Cartografía Nacional, con el apoyo de la Dirección de Hidrografía Nacional (DHN).

A mitad de año una comisión de la DHN instala un reflector de radar, siendo esta la primera ayuda a la navegación en la isla.

A finales de agosto la Caribbean Conservation Association, Island Resourse Foundation, conjuntamente con la Fundación La Salle, realizan la cuarta expedición, con el objetivo de estudiar en detalle la población de tortuga verde, identificar peces y observar los cambios tanto físicos como biológicos de la isla. Esta expedición tuvo que ser rescatada en helicóptero por la guardia costera de EE.UU. por la amenaza de la tormenta tropical Christine.

1976: La Dirección de Hidrografía y Navegación (DHN) publica la primera carta náutica de Isla de Aves, la DHN-32.

La responsabilidad de vigilancia y conservación del Refugio de Fauna Silvestre Isla de Aves es asumida por el recién creado Ministerio del Ambiente.

1978: En marzo se firmaron dos tratados de delimitación de fronteras: con Estados Unidos de América y otro con el Reino de los Países Bajos, con los cuales se definían los límites internacionales entre Isla de Aves (Venezuela) y Estados Unidos, por un lado, y con las islas holandesas de Saba y San Eustaquio, por otro.

El 2 de junio, por resolución ministerial del Ministerio de Defensa, Nº M-1846, se crea la Base Científico Naval Simón Bolívar. A partir de este año habrá una presencia continua hasta el presente, de venezolanos en la isla, desarrollando actividades de soberanía e investigación científica.

En octubre el Presidente de la República Carlos Andrés Pérez, junto con algunos ministros y alto mando militar, visitan la isla.

1979: A partir de de este año la Fundación para la Defensa de la Naturaleza (FUDENA) comenzó un Programa de marcaje y seguimiento de las hembras anidadoras de tortuga verde presentes en la Isla durante los meses de anidación. Este programa se extendió por 19 años hasta 1997.

Con el apoyo del remolcador de altura “Miguel Rodríguez” R-23 y de la Base Científico Naval Simón Bolívar, se realiza la octava expedición del Radio Club Venezolano, en la que participan 11 de sus miembros.

El centro del huracán David, de categoría 4, pasa muy cerca de Isla de Aves, generando grandes cambios temporales en su morfología y dañando las instalaciones de la Base Científico Naval Simón Bolívar.

1980: En julio se firmó el tratado de delimitación de fronteras entre la República de Francia y la República de Venezuela. Se definieron los límites internacionales entre Isla de Aves (Venezuela) y las islas francesas de Guadalupe y Martinica.

1981: Finalizan las reparaciones a la Base Científico Naval Simón Bolívar y se instala el faro de Isla de Aves.

El buque escuela Simón Bolívar (BE-11), realiza su primer crucero de instrucción, visitando la isla en su regreso a Venezuela.

1982: En octubre la DHN realiza un levantamiento topográfico con teodolito y distanciómetro electrónico de la isla. En la misma expedición participan los geólogos Carlos Schubert y Moses Laredo, elaborando su segundo mapa geológico de la isla.

1984: A finales de febrero el Radio Club Venezolano realiza transmisiones desde Isla de Aves. En esta, su novena expedición participaron 15 miembros de la organización. Contaron con el apoyo logístico de la fragata “Almirante Luis Brión” F-22 y de la Base Científico Naval Simón Bolívar.

1986: La Base Científico Naval Simón Bolívar pasó a la orden del Comando de Guardacostas, con el nombre de Estación Secundaria de Guardacostas "Simón Bolívar".

1990: En abril el Radio Club Venezolano realiza sus primeras transmisiones en digital desde Isla de Aves. En la décima expedición solo participaron 5 miembros del club.

1992: La Asociación de Radioaficionados de Venezuela (ARV), transmitió desde Isla de Aves con una participación de 17 personas. Su sigla de identificación fue YX0AI. Contaron con el apoyo del buque “Almirante Clemente” GC-11 y de la Base Científico Naval Simón Bolívar.

1994: En julio el Radio Club Venezolano realiza su décima primera expedición a Isla de Aves. Participaron 14 miembros y se identificaron con las siglas YW0RCV. Contaron para la logística con el apoyo de la Base Científico Naval Simón Bolívar, y para los traslados con la fragata “General Salom” F-25 y el transporte “Los Llanos” T-64 de la Armada venezolana.

Se instala en la isla una estación GPS (Sistema de Posicionamiento Global, por sus siglas en inglés) diferencial, con el apoyo de la Dirección de Cartografía Nacional de Venezuela, operando por 18 días continuos. Los datos registrados formaron parte de un estudio internacional para determinar los vectores de movimiento de la placa tectónica del Caribe.

1995: Décimo cuarto crucero de instrucción del buque escuela Simón Bolívar por los países: Estados Unidos, Canadá, Puerto Rico, Isla de Aves e isla Saint Kitts.

1997: La Fundación para la Defensa de la Naturaleza (FUDENA) finaliza el Programa de marcaje y seguimiento de las hembras anidadoras de tortuga verde, programa que se extendió exitosamente por 18 años. En los siguientes años la responsabilidad de marcaje de las hembras será del Ministerio del Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables.

1998: Se instala nuevamente una estación GPS diferencial, operando por 10 días continuos. Esta iniciativa forma parte de un estudio internacional para determinar los vectores de movimiento de la placa tectónica del Caribe. Los datos registrados ayudaron a determinar que el movimiento de la placa tectónica del Caribe en el área de Isla de Aves es de 13,3 ± 2,0 mm/año en dirección Norte y de 11,7 ± 2,9 mm/año en dirección Este.

Isla de Aves en el siglo XXI (2000 – Presente)
2000: El 22 de octubre el presidente Hugo Chávez visitó la isla y transmitió en vivo su programa “Aló Presidente”, número 48.

En diciembre se realiza una expedición de carácter interinstitucional participaron: PDVSA-INTEVEP, DHN con el buque oceanográfico Punta Brava BO-11, UCV y la Academia de Ciencias Físicas Matemáticas y Naturales. Se realizó un levantamiento geológico, la instalación de un gravímetro de precisión, de un mareógrafo y la recolección de muestras geológicas y observaciones geomorfológicas.

2002: Se publica la segunda edición de carta náutica de Isla de Aves la DHN-32.

2004: En agosto, el Radio Club Venezolano, visito por décima segunda vez la isla. En esta expedición participaron 13 personas. Su sigla de identificación fue YV0D.

A finales del año está totalmente operativo el nuevo módulo habitacional, Base Científico Naval Simón Bolívar, en reemplazo del anterior que estaba en funciones desde el año 1978.

2005: En octubre se celebraron tres bautizos, un matrimonio civil y una boda eclesiástica en esta Dependencia Federal

2006: La Asociación de Radioaficionados de Venezuela (ARV) organizó una expedición en el mes de abril. Participaron 17 operadores, lamentablemente uno falleció por problemas al corazón en la isla. Contaron con el apoyo de la Base Científico Naval Simón Bolívar y de la fragata “Almirante Brión” F-22, de la Armada de Venezuela.

2007: En febrero se realizó la expedición del grupo de radio comunicaciones aficionadas 4M5DX. Participaron 9 operadores. Contaron con el apoyo de la Base Científico Naval Simón Bolívar y de la Armada Venezolana.

En agosto pasa el huracán Dean de categoría 3, a unos 100km al sur de la isla. Generó grandes cambio temporales en la fisiografía de la isla.

2008: En junio y noviembre, la DHN realizó dos campañas oceanográficas dentro del proyecto SIMOCEAN (Sistema de Monitoreo y Simulación de la Región Marítima Venezuela).

2009: En mayo se lleva a cabo la “I Campaña Científica Isla de Aves”. En esta campaña interinstitucional participan: El Instituto de Zoología y Ecología Tropical (IZET) de la UCV, Los Laboratorios de Ecología y Genética de Poblaciones y de Química Atmosférica del IVIC, el Departamento de Biología de Organismos de la USB, el Museo de Historia Natural La Salle, el Instituto Oceanográfico de Venezuela de la UDO, el Centro de Procesamiento Digital de Imágenes (CPDI) de la Fundación Instituto de Ingeniería, la Oficina de Diversidad Biológica del Ministerio para el Poder Popular del Ambiente (MINAMB) y la DHN.

En octubre se efectúa otra salida de la campaña en donde solo participa el personal del Laboratorio de Ecología y Genética de Poblaciones del IVIC, para el estudio de las tortugas marinas..

Para noviembre se realiza la “II Campaña Científica Isla de Aves”. En esta, solo participaron seis instituciones: FUDENA, BIOCOSTAS, la Universidad Nacional Experimental Marítima del Caribe, el Centro de Procesamiento Digital de Imágenes (CPDI) de la Fundación Instituto de Ingeniería, la Oficina de Diversidad Biológica del MINAMB y la DHN.

2010: En agosto tiene lugar la “III Campaña Científica Isla de Aves”, con la participación del Laboratorio de Ecología y Genética de Poblaciones y el Laboratorio de Química Atmosférica del IVIC, el Centro de Tecnología de los Materiales de la Fundación Instituto de Ingeniería, FUDENA, BIOCOSTAS, la Universidad del Zulia (LUZ) a través del: Laboratorio de Investigaciones Piscícolas “Dr. Lino Jesús Hernández Correa”, el Laboratorio de Diagnóstico Clínico de Veterinaria y el Laboratorio de Investigación y Desarrollo en Nutrición. También participó el Instituto de Zoología y Ecología Tropical (IZTE-UCV), la Universidad de Carabobo, la Universidad Nacional Experimental Marítima del Caribe, ANDI International Latinoamérica, la Oficina Nacional de Diversidad Biológica del MINAMB y la DHN.

A principios de noviembre el huracán Tomás de categoría 1 pasó a 200km al sur de la isla.

2011: La “IV Campaña Científica Isla de Aves” tiene lugar en el mes de julio, participando: el Instituto de Zoología y Ecología Tropical (IZET-UCV), PDVSA-INTEVEP, la Fundación William H. Phelps, la Universidad Nacional Experimental Marítima del Caribe, FUDENA, BIOCOSTAS, ANDI International Latinoamérica, el Instituto de Patrimonio Cultural (IPC) del Ministerio del Poder Popular para la Cultura, la Oficina de Fronteras del Ministerio del Poder Popular para las Relaciones Exteriores (MPPRE), la Oficina de Diversidad Biológica del MINAMB y la DHN.

El presidente Hugo Chávez, decreta la nueva Ley Orgánica de las Dependencias Federales, derogando la del año 1938. En esta se plantea la posibilidad de organizar las islas en unidades político territoriales con personalidad jurídica y patrimonio propio denominados Territorios Insulares.

2012: En este año la “V Campaña Científica Isla de Aves” se dividió en dos grupos. El primero arribó a finales de junio, y el segundo a mediados de julio. En la primera expedición participaron: el Laboratorio de Ecología y Genética de Poblaciones del IVIC, la Oficina Nacional de Diversidad Biológica del MINAMB y el proyecto de Desarrollo de un Sistema de Información Geográfica de Isla de Aves financiado por FONACIT . También participó el Centro Nacional Autónomo de Cinematografía (CNAC) en conjunto con Morocota Films y Xenon Films, para producir el documental Verde Salvaje. En la segunda expedición estuvo el Instituto de Patrimonio Cultural (IPC) del Ministerio del Poder Popular para la Cultura, la Fundación William H. Phelps, el Herbario Dr. Víctor Manuel Ovalles de la UCV, la Universidad Nacional Experimental Marítima del Caribe, PDVSA-INTEVEP, el Instituto de Zoología y Ecología Tropical de la UCV, FUDENA, BIOCOSTAS, ANDI International Latinoamérica, la Oficina de Fronteras del MPPRE y la DHN.

En julio, la expedición científica identifica la presencia del Pez León (Pterois antennata) en Isla de Aves. Este pez original del océano Índico y Pacífico, fue introducido accidentalmente en el Atlántico, extendiéndose por el Mar Caribe. Constituye una amenaza para la fauna local y el equilibrio del ecosistema marino de la isla.

En agosto se pone en funcionamiento en la Base Científico Naval Simón Bolívar, una estación de comunicaciones satelital VSAT (Very Small Aperture Terminal, por sus siglas en inglés) que permite al Centro de Control de Tránsito Aéreo en Maiquetía (ACC), amplíar su cobertura comunicacional, y ejercer el control del tránsito aéreo en la zona. Antes de esta fecha el control aéreo se llevaba a cabo desde Puerto Rico.

En septiembre los investigadores Rodrigo Lazo, Julián García y Verónica de los Llanos generan la primera ortofoto a escala detallada de Isla de Aves, utilizando como plataforma aérea una cometa, para capturar las fotografías aéreas.

2013: En septiembre, se instala una sesión especial de la Asamblea Nacional (AN) en la isla. La directiva de la AN reconoció, a través de un documento, la labor que ha desempeñado la Armada Nacional Bolivariana en el ámbito político, militar, científico y ambiental en Isla de Aves.

En noviembre se efectúa la "VI Campaña Científica Isla de Aves", que realizó estudios marinos en corales, esponjas, rayas de la familia Myliobatidae, moluscos, tortugas marinas y aves. Participaron diferentes instituciones como: IVIC, la Oficina Nacional de Diversidad Biológica del MINAMB, la Fundación William H. Phelps, el Instituto de Zoología y Ecología Tropical de la UCV, FUDENA, BIOCOSTAS, el Instituto de Patrimonio Cultural (IPC) del Ministerio del Poder Popular para la Cultura, la Oficina de Fronteras del MPPRE y la DHN.

2014: El 2 de agosto, la tormenta tropical Bertha pasa a 27 km al Norte de Isla de Aves con vientos sostenidos de 45 nudos (83 km/h) y ráfagas de 55 nudos (101 km/h).

La "VII Campaña Científica Isla de Aves" tiene lugar en septiembre, participando: el Instituto de Zoología y Ecología Tropical (IZET-UCV), la Universidad del Zulia, Universidad Experimental Marítima del Caribe, el Museo Marino de Margarita, PDVSA-INTEVEP, FUDENA, la Fundación Terraquatica, la Oficina de Fronteras del Ministerio del Poder Popular para las Relaciones Exteriores (MPPRE), la Oficina Nacional de Diversidad Biológica del MINAMB y el Servicio de Hidrografía y Navegación (SHN). La Televisora de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (TV-FANB) acompañó a la campaña científica, realizando un documental sobre la isla.

Un mes más tarde, la vigilancia y control del Refugio de Fauna Silvestre Isla de Aves, es asumido por el recién creado Ministerio del Poder Popular para Ecosocialismo, Hábitat y Vivienda (MINEHV).


Naufragios
Testigos de su pasado
Isla de Aves, como la describió por primera vez el geógrafo holandés Joannes de Laet, en 1625, ha sido siempre una amenaza a la navegación: “…La isla de Pájaros… está casi a ras sobre el nivel del mar, y por tanto es sumamente peligrosa para los navegantes”. De día es una isla difícil de ubicar a menos que uno esté muy cerca de ella, y de noche, si no hay luz de Luna que se refleje en sus arenas, no se sabe que uno está ahí.

Antiguamente los buques eran muchísimo más difíciles de maniobrar. No solo era cuestión de mover el timón para cambiar de rumbo, sino además se debían ajustar las velas que tenían desplegadas. Por ello, si no se veía a tiempo la isla y no se corregía la dirección, era posible naufragar en sus aguas someras.

No fue hasta 1973 que la Dirección de Hidrografía Nacional (DHN) colocó en la isla un reflector de radar como ayuda a la navegación. Luego, con la construcción de la Base Científico-Naval Simón Bolívar se instaló el faro de Isla de Aves en 1981268 .

Pasaron más de 450 años desde su registro en las cartas marinas (1529) hasta la colocación del faro, por lo que los navegantes tuvieron que utilizar solo sus habilidades visuales y marinas para evitar naufragar o para llegar a la isla.

En Isla de Aves existen varios pecios (fragmentos de naves que han naufragado). El Instituto del Patrimonio Cultural (IPC) ha identificado seis sitios arqueológicos, 277 subacuáticos, que corresponden a embarcaciones naufragadas entre los siglos XVIII y XIX. La mayoría de estos pecios se encuentran hacia el lado Este de la isla, es decir, donde está la barrera de arrecife con fuerte oleaje, y donde rompen las olas.


viernes, 29 de junio de 2018

154 Años de la Muerte de José Gregorio Hernández

29/06/2018


La mañana del día en que iba a morir, el doctor José Gregorio Hernández estaba de plácemes; cumplía 31 años de haber aprobado su examen de grado en la Facultad de Medicina y la tarde anterior se había firmado en Versalles el tratado que oficialmente ponía fin a la Gran Guerra.

Como hacía siempre, se levantó poco antes de las cinco y rezó el Ángelus; luego dirigió sus pasos al vecino templo de la Divina Pastora donde oyó misa y comulgó. Cuando salió de allí el frío había amainado, miró en torno suyo, saludó cordialmente a los vecinos y fue a cumplir con la tarea que se impuso como ofrenda, muchos años antes en la tumba de su madre: atender y dar aliento diario a sus enfermos más pobres.

A las siete y treinta estaba de regreso en casa. Comió pan untado con mantequilla, unas lonjas de queso y tomó guarapo de papelón, frugal alimento servido por su hermana María Isolina del Carmen. De metódico espíritu franciscano se dispuso luego a hacer lo que habitualmente hacía; ordenar su modesto consultorio y verificar la lista de pacientes que solicitaban su atención aquel día. Al terminar con ellos pasó a ver a los niños del Asilo de Huérfanos de la Divina Providencia y a los enfermos del hospital Vargas.

Cuando volvió a casa poco antes de mediodía, María Isolina lo recibió con una grata sorpresa, Dolores su amantísima cuñada le había enviado como obsequio una jarra de carato de guanábana, uno de los pocos placeres que se permitía el médico asceta. Bebió dos vasos de aquel rico zumo y se fue a la iglesia de San Mauricio para la contemplación diaria del Santísimo Sacramento. A las doce en punto, al toque del Ángelus, rezó el Ave María y regresó para almorzar.

La última comida de su vida consistió en sopa, legumbres, arroz y carne. Mientras comía recordó a Isolina que aquella tarde les visitarían su hermano Cesar y su sobrino Ernesto, quienes conversarían con él los arreglos de un proyectado viaje a la isla de Curazao. Consumido el almuerzo, Hernández se sentó a reposar en una silla mecedora. A la una y media pasó a visitarlo un amigo que deseaba felicitarle por el aniversario de su graduación. Al encontrarle regocijado, el amigo le preguntó curioso:

– ¿A qué se debe que esté tan contento doctor?

– ¡Cómo no voy a estar contento!- Respondió Hernández con un brillo especial en la mirada – ¡Se ha firmado el Tratado de Paz! ¡El mundo en paz! ¿Tiene usted idea de lo que esto significa para mí?

El amigo complacido lo secundó en su entusiasmo y entonces el médico acercándose a él y bajando la voz, le dijo en tono íntimo.

– Voy a confesarle algo: Yo ofrecí mi vida en holocausto por la paz del mundo… Ésta ya se dio, así que ahora solo falta…

Un gesto radiante interrumpió su frase, el otro se alarmó un poco por lo que acababa de escuchar pero no imaginó lo cerca que estaba de cumplirse aquella ofrenda.

El hombre que mató a José Gregorio

A los 28 años, Fernando Bustamante experimentaba la felicidad del hombre llano; poseía un taller mecánico; estaba casado; tenía dos hijos y su esposa estaba encinta. Sus seres más queridos disfrutaban de buena salud, especialmente su madre que recientemente había sido tratada y curada por el doctor José Gregorio Hernández, amigo y antiguo profesor de Bustamante en los tiempos en que éste estudiaba bachillerato. En 1918, año de la terrible gripe que asoló al mundo, el doctor Hernández arrebató de las garras de la muerte a la hermana del mecánico. Agradecido con el noble galeno, Fernando Bustamante le pidió ser el padrino del hijo que estaba por nacer, honor que José Gregorio aceptó conmovido.

El domingo 29 de junio de 1919, Bustamante cerró el taller a la 1:30 de la tarde. Tenía hambre y lo único que deseaba era llegar a comer. Trece días antes, la Gobernación le había otorgado el certificado que lo autorizaba a conducir automóviles, con lo que pasó a ser oficialmente el “chauffer”, número 444 de la ciudad. Abordó su Essex 1918, precioso ejemplar de la famosa serie “Super Six” fabricado en Detroit por la casa Hudson y comenzó a subir por las angostas y solitarias calles rumbo a La Pastora.

Cercana a la montaña que separa a Caracas del mar, La Pastora era por entonces el lugar predilecto para vivir, por su tranquilidad y clima siempre agradable. En las madrugadas, se oía el armónico paso de mulas que bajaban cargadas de mercancías por el viejo camino de los españoles y que los arrieros llevaban a la zona comercial de la ciudad. De cuando en cuando pasaba algún tranvía que por módico precio llevaba a los viajeros hasta el opulento barrio de El Paraíso haciendo escala en la Plaza Bolívar.

Justo allí y poco antes de que Bustamante emprendiera la marcha, Mariano Paredes, motorista de la unidad 27 de la compañía de tranvías eléctricos, esperaba pasajeros que llevar a La Pastora. El coronel Eduardo Baptista, quien vivía en el 211 de Santa Ana a Providencia, subió ágilmente por uno de los estribos y fue a sentarse atrás. En los asientos delanteros estaba el joven empresario Juan Antonio Ochoa y saltando de un puesto a otro para cobrar los pasajes, el colector Alfonso Timaury. A las dos en punto, la pesada maquina comenzó a moverse.

Quince minutos después entraban a La Pastora. Mariano Paredes paró el tranvía frente a la zapatería vecina a la botica de Amadores para que bajara uno de los pasajeros. En la casa de enfrente, el número 29 de la esquina de Guanábano, la señorita Angelina Páez veía pasar la vida sentada en el poyo de la ventana. No imaginaba que estaba a punto de presenciar uno de los hechos más terribles y tristes de la historia venezolana.

Camino a la muerte

José Gregorio Hernández seguía sentado al lado de la gran imagen de yeso de San José que tenía en la sala de su casa. Varios amigos habían pasado a congratularlo por su aniversario de grado. Como todos los domingos, esperaba compartir la tarde en familia hasta que llegara la hora de la misa vespertina. A las dos, tres aldabonazos estremecieron la vieja puerta de madera en la casa de los Hernández. Al abrirla, Isolina se halló frente a un vecino alarmado que preguntaba por su hermano. El médico salió al encuentro del recién llegado quien le urgió a que ocurriera a la cuadra de Cardones, donde una de sus pacientes, una anciana de escasos recursos, se encontraba gravemente enferma.

Con la presteza del caso, el doctor tomó su borsalino y salió al encuentro de la necesitada; en la siguiente esquina entró a la botica de Amadores para comprar unas medicinas, pues sabía que la pobre señora no tenía dinero para adquirirlas. El boticario Vitelio Utrera preparó rápidamente la fórmula indicada por el doctor Hernández y se la entregó.

Una cuadra más abajo aparecía el Essex de Fernando Bustamante, quien tocó el claxon al tomar el desvío de Guanábano a Amadores; al ver el tranvía parado en la esquina embragó a tercera y giró el volante a la izquierda, el coronel Baptista le vio rebasar al coche eléctrico a unos 30 kilómetros por hora. Poco antes, el pasajero Juan Antonio Ochoa había visto al doctor Hernández salir de la botica y colocarse frente a la unidad conducida por Paredes; apurado como estaba por el estado de la paciente, el médico se dispuso a cruzar la pequeña avenida para bajar a Cardones.

– Ni él pudo ver el carro, ni yo lo pude ver a él- relataría 30 años después Fernando Bustamante al entonces joven reportero Oscar Yanes en una entrevista que concedió al periódico donde éste laboraba, con la expresa condición de que su nombre no fuera revelado.

En el expediente que comenzó a sustanciar, el mismo 29 de junio de 1919, el Juzgado de Primera Instancia en lo Criminal y que se encuentra archivado en la Oficina Principal del Registro Público de Caracas; el involuntario homicida y las personas que se hallaban en el lugar al momento de ocurrir el desgraciado suceso, dan una detallada relación del mismo, exponemos en primer lugar la declaración de Bustamante:

“Al rebasar el tranvía marchando en tercera, vi que alguien inesperadamente se me puso al frente. Intentando no aporrearlo, giré el volante a la izquierda, pero ya era demasiado tarde; el guardafangos de mi auto golpeó la pierna de esta persona que por el impacto fue a dar varios metros adelante.

Yo entonces detuve el auto a ver si se había parado, pero lo vi en el suelo y reconocí al Dr. José Gregorio Hernández, y como éramos amigos y tenía empeñada mi gratitud para con él por servicios profesionales que gratuitamente me había prestado con toda su solicitud, me lancé del auto y lo recogí ayudado por una persona desconocida para mi.

Le conduje dentro del auto y entonces en interés de prestarle los auxilios necesarios le llevé tan ligeramente como pude al Hospital Vargas, hable con el policía de guardia y le expliqué lo que había sucedido. Rápidamente se acercó un interno y entre todos llevamos al doctor adentro; como en ese momento no había ningún médico en el hospital me fui a buscar al Dr. Luis Razetti, encontrándole en su casa. Al llegar al hospital un sacerdote que venía saliendo nos dijo que ya el Dr. José Gregorio Hernández había muerto”.

La persona que ayudó a Bustamante a recoger y trasladar al doctor Hernández al centro asistencial era el señor Vicente Romana Palacios que avisado por su hermana, salió corriendo de la casa a ver que había pasado y el cura que le dio la trágica nueva de su muerte fue Tomás García Pompa quien por muchos años ejerció como capellán del Hospital Vargas. García Pompa fue quien impuso al Dr. Hernández los santos óleos y le dio la absolución bajo condición.

Angelina Páez, la señorita que estaba en la ventana de su casa, contó luego que al momento de ser impactado, José Gregorio Hernández exclamó: “¡Virgen Santísima!”

Cuando ocurrió el fatídico accidente el reloj marcaba las 2:15 de la tarde.

Médico – Cartujo – Seminarista – Médico

Del matrimonio formado por Benigno Hernández y Manzaneda y Josefa Antonia Cisneros, nació el 26 de octubre de 1864 en el pueblito andino de Isnotú un niño al que bautizaron como José Gregorio, su padre se dedicaba al comercio y su madre a labores del hogar.

Por línea materna este niño descendía del famoso cardenal Francisco Jiménez de Cisneros quien fuera confesor de Isabel la Católica, fundador de la universidad de Alcalá y gran impulsor de la cultura en su época. Por vía paterna José Gregorio se emparentaba con Francisco Luís Febres Cordero Muñoz, eminente educador y escritor, miembro de la Academia Ecuatoriana de la Lengua, y correspondiente de la Real Academia de la Lengua Española.

Su madre, una mujer muy devota falleció cuando él tan solo tenía ocho años pero dejo impregnada en la personalidad del infante una fuerte religiosidad. Al alcanzar la adolescencia se traslada a la ciudad de Trujillo para estudiar el bachillerato en el Colegio Federal de Varones. Su primer maestro, Pedro Celestino Sánchez quien regentaba una escuela privada en Isnotú, notaría muy pronto las habilidades e inteligencia del pequeño por lo que señaló a su padre que debía aprovechar las cualidades del niño recomendándole que lo enviara a la capital del país.

Con trece años cumplidos el joven estudiaba en el colegio Villegas de Caracas, allí obtuvo en 1884 el título de bachiller en Filosofía. Cuenta Guillermo Tell Villegas regente del famoso colegio que José Gregorio era poco dado a jugar con sus compañeros y prefería pasar el tiempo libre en compañía de libros. A corta edad ya conocía a los clásicos y se auto impuso con mucha disciplina la obtención de una vasta cultura enciclopédica.

A los 17 años ingresa a la Universidad Central de Venezuela para estudiar leyes pero el padre conociendo la natural inclinación de su hijo por ayudar a los demás lo anima a emprender la carrera de Medicina, éste lo hace ingresando por Biología. Al graduarse de médico el 29 de junio de 1888, José Gregorio Hernández era dueño ya de inconmensurables conocimientos. Hablaba inglés, francés, portugués, alemán e italiano y dominaba el latín; era filósofo, músico y tenía además profundos conocimientos de teología. Para cumplir la promesa hecha a su madre y con el deseo personal de ayudar a sus paisanos se traslada a ejercer la medicina en su pueblo natal.

El 30 de julio de 1889 regresa a la capital para dar comienzo a una brillante labor científica. Ese mismo año el Presidente de la República, Dr. Juan Pablo Rojas Paúl decide enviarlo a hacer el postgrado en las universidades de París y Berlín con el objetivo de que estudiara teoría y práctica en las especialidades de microscopia, histología normal y patológica, bacteriología y fisiología experimental; para tal fin le fue otorgada una beca de 600 bolívares mensuales.

Estando en Europa fallece su padre quien le deja en herencia algunos bienes que él de manera desprendida decide traspasar por completo a los hijos de su hermana María Sofía. Regresa en 1891 para dedicarse a enseñar todo lo que había aprendido y funda algunas importantes cátedras en la Universidad Central de Venezuela. Su clientela crece día a día a la par que crecía su prestigio como científico llegando a tener la más amplia lista de pacientes en Caracas.

En el campo filosófico Hernández se declara partidario del creacionismo, imbuido por un fuerte espíritu religioso que lo llevaría años más tarde a intentar consagrarse a la vida monástica. En 1907 con 43 años cumplidos y luego de haber prestado importantes servicios a su patria, el Dr. José Gregorio Hernández comunica a Monseñor Juan Bautista Castro, Arzobispo de Caracas, su decisión de entregarse en cuerpo y alma a la vocación religiosa, éste que por muchos años había sido consejero espiritual del médico, muestra ciertas reservas pues considera que aún eran muchos los servicios que podía prestar al país en su condición de científico.

Finalmente decide aprobar su vocación y lo envía al convento de la orden de San Bruno en La Cartuja de Farneta cercana al pueblito de Lucca en Italia. Allí luego de cumplir con los protocolos de admisión fue aceptado bajo el nombre de Hermano Marcelo el 29 de agosto de 1908, siéndole asignada una de las celdas donde debía observar rigurosas normas y someter al cuerpo a constantes mortificaciones, entre ellas privarse de comer o beber por días enteros, evitar por completo el contacto con otros seres humanos incluyendo a sus propios hermanos religiosos, soportar temperaturas de varios grados bajo cero pues no podía procurarse en modo alguno ninguna forma de calor mientras estuviese en la celda como novicio. Todo esto llevó a que Fray Marcelo, pese a estar espiritualmente motivado, tuviera que desistir pues su salud se vio gravemente comprometida.

El maestro de novicios Ettienne Arriat, consideró prudente y así lo recomendó al Padre General de la Orden, que Fray Marcelo volviera a ser el doctor José Gregorio Hernández y que regresara a Venezuela para recuperar totalmente la salud. Por esa razón, y contra su voluntad, José Gregorio se vio precisado a dejar los hábitos y a abandonar la Cartuja de Farneta ocho meses después de haber ingresado en ella.

El 21 de abril de 1909, el vapor “Cittá di Torino” dejaba en el puerto de La Guaira a un abatido José Gregorio quien temeroso de las burlas que lo podían esperar en Caracas, prefirió pasar la noche en una pensión de la calle Los Baños en Maiquetía. Desde allí escribió y envió una carta a su dilecto hermano César en la que explicaba a la familia el motivo de su regreso y sus planes inmediatos. En líneas escuetas contó que un mes antes, el Superior de los Cartujos le había comunicado que no podía admitirlo por no tener vocación para la vida contemplativa, que su lugar estaba en la vida activa por lo que le recomendaba ingresar en la orden de los Jesuitas o que se hiciera sacerdote secular. En la parte final de la carta le decía al hermano que le había escrito al Arzobispo de Caracas, pidiéndole que lo recibiera en el seminario y le pidió que fuera a ver al prelado para saber qué decisión había tomado.

Al enterarse de que la respuesta había sido positiva, José Gregorio subió de incógnito a la capital y se instaló en el seminario. El 24 de abril, el diario La Religión anunciaba con bombos y platillos el regreso al país del doctor Hernández e informaba a sus lectores que éste había sido recibido en el Seminario Mayor de Caracas. Esto provocó una verdadera avalancha de visitantes que alteró grandemente la cotidiana paz del recinto. Familiares, amigos, estudiantes de medicina, antiguos pacientes y colegas querían pasar a verle para testimoniarle su afecto y respeto.

Mas, la llegada del médico, ahora seminarista, revivió en la ciudad el debate que se dio meses antes, cuando éste partió a la Cartuja de Farneta, sobre cuál debía ser el lugar a ocupar por tan eminente personaje, si la universidad como profesor titular o la iglesia. El doctor Luis Razetti, quien siempre fue gran amigo de Hernández pese a no compartir sus ideas, lideró el debate por parte de la ciencia. Este otro sabio preguntó:

“¿Donde es más útil a la sociedad, en el laboratorio o en el seminario? Nadie tiene el derecho a censurar el acto en sí realizado por el doctor Hernández pero todos debemos lamentar su extrema decisión porque sustrae a nuestra actividad un elemento útil (…) apaga en la universidad una luz y resta una inteligencia en el concierto de las actividades científicas del país”.

Atendiendo aquellas razones, de la forma más inteligente, el Arzobispo, Monseñor Juan Bautista Castro aconsejó a Hernández:

– Usted debe volver a la universidad. La juventud lo necesita.

José Gregorio más por un acto de obediencia que por deseo, accedió a volver a la vida civil. A los pocos días estaba dando clases en la universidad y participando en investigaciones científicas, pero con el secreto propósito de reintentar su ingreso en alguna otra orden monástica. Es por ello que, sin que casi nadie lo supiera, buscó empleo como oficial de carpintería en un pequeño taller ubicado entre San Isidro y Monte Carmelo.

Todas las tardes, al salir de la universidad, el hombre se dirigía a orar en la Santa Capilla, luego con paso ligero cruzaba la avenida Este 1 (actual avenida Urdaneta) en dirección norte. Subía a pie hasta San José del Ávila y una vez en la carpintería, apartaba sombrero y saco, se arremangaba la camisa, cogía un serrucho y ponía manos a la obra. Sabía que su fracaso como Cartujo se debió fundamentalmente a la falta de fuerzas físicas y con esto esperaba acostumbrar a su débil cuerpo a las labores rudas.

En 1913 se registró su tercera tentativa, Corrió el rumor en Caracas de que el doctor Hernández se había embarcado para Roma con la intención de ingresar en el Colegio Pío Latino Americano, pero poco tiempo después sus paisanos se enteran con alarma de que el médico se encuentra sumamente grave. En efecto, una seria dolencia que lo puso al borde de la muerte, marcó su tercer fracaso. El consejo fue el mismo de las veces anteriores: Regresar a la vida laica y desde allí servir al señor. Así que decidió entonces llevar una existencia simple y en oración al lado de su hermana Isolina y ayudando como médico a sus pacientes más necesitados.

Así lo encontramos en junio de 1919 cuando el lamentable accidente le quitó la vida.

La mala noticia

César Hernández y su hijo Ernesto conversaban con Isolina, en la misma salita donde minutos antes les esperaba José Gregorio, la mujer les comunicó que el doctor había tenido que salir precipitadamente a ver a una anciana que estaba grave.

De pronto repicó el teléfono, Isolina colocó la bocina en la oreja al tiempo que saludaba. César la vio palidecer.

– ¿Cómo? ¿Qué a José Gregorio lo estropeó un automóvil?

La familia entera salió en dirección del hospital Vargas para obtener noticias, cuando llegaron supieron que estaba muerto con solo ver la grave expresión en el rostro de las personas que lo habían llevado.

Como causa del deceso se señaló fractura en la base del cráneo. El velatorio que en un primer momento decidió la familia realizar en el número 57 de Tienda Honda a Puente Trinidad terminó llevándose a efecto en el paraninfo de la Universidad Central de Venezuela donde miles de caraqueños acudieron a rendir sus respetos al querido y admirado médico. El 30 de junio, día de las exequias la ciudad se paralizó. El cortejo fúnebre que partió a las 4 de la tarde no pudo llegar al cementerio sino a las nueve de la noche. Era tal el mar de gente que lo acompañaba. Su tumba quedó tapada por una montaña de flores como tributo de un pueblo que le admiraba y agradecía todo el bien que aquel sabio obsequió con humildad y desprendimiento.

El juicio de Fernando Bustamante

El jueves 3 de julio de 1919, el juez Alejandro Sanderson decretó la detención en la cárcel pública de Fernando Bustamante de acuerdo con lo previsto en el artículo 151 del Código de Enjuiciamiento Criminal. El día 4, el indiciado y varios de los testigos rindieron declaración. Desde el principio todos coincidieron en señalar que el suceso se debió a un infortunado accidente y que no había habido de parte del acusado intención alguna de causar daño.

El proceso continuó todo aquel mes. El día 30, el señor Ramón Gómez Valero, Fiscal del Ministerio Público dirigió un oficio al juez Sanderson por el que la Fiscalía imputaba a Bustamante el delito de homicidio por imprudencia y solicitaba la pena corporal correspondiente. El primero de agosto, los miembros de la familia Hernández enviaron un escrito al juez en el que aclaraban que ellos no solicitaban castigo alguno para Fernando Bustamante pues estaban convencidos de que el suceso en el que pereció el doctor Hernández se debió a un accidente, sin intención delictuosa. Creían que lo sucedido aquella tarde del domingo 29 de junio, era la voluntad de Dios y se conformaban con acatar el designio divino.

El noble gesto de la familia del médico llevó al fiscal a rectificar su pedido. El 17 de noviembre envió un escrito al juez de la causa en el que exponía su convicción de que no existía culpabilidad alguna en Fernando Bustamante y por lo tanto pedía respetuosamente que el veredicto fuera absolutorio. El 2 de diciembre de 1919 el expediente que constaba de 55 folios fue remitido a la Corte Superior Penal. Finalmente el 11 de febrero de 1920, la Corte confirmó la absolución que se había dado días antes en primera instancia, y dispuso que se librara la respectiva libreta de excarcelación.

El acusado estaba libre, pero la terrible imagen del momento en que dio muerte a su amigo José Gregorio lo acompañaría como una pesadilla por el resto de su larga vida. Fernando Bustamante rindió su último aliento el 1° de noviembre de 1981, tenía 90 años. Su muerte ocurrió el día que la iglesia católica reserva a todos los santos.

El largo camino a la santidad

Si para Bustamante terminaba un proceso, para el doctor Hernández empezaba otro: el de la canonización. Su filantropía y honda vocación religiosa quedaron grabadas en el sentir del pueblo, que lo hizo objeto de culto y veneración. Desde el día en que se le inhumó un incesante peregrinar llegó a su tumba. La llama de la fe silvestre incendió la pradera; unos y otros referían experiencias de curación a través de José Gregorio. Al crecer la fama de santo y milagroso las visitas se multiplicaron. Miles iban a pedir algún favor o a pagar uno ya cumplido.

En 1949 la iglesia puso en marcha el proceso de beatificación, que pese al manifiesto deseo de la feligresía por un pronto y feliz desenlace, habría de tropezar con serios obstáculos. Algunos de ellos los conoceremos en las siguientes líneas; pero antes veamos como comenzó todo.

La familia del doctor Hernández decidió publicar un libro que llevara al público más luces sobre la vida y obra del célebre médico; de escaso tiraje pero de profundo interés histórico, aquella obra se agotó rápidamente produciendo entre los lectores y Ernesto Hernández Briceño, responsable directo de la publicación, un inmediato “feed back”. Cientos de cartas llegarían a sus manos, entre ellas una, que además del esperado agradecimiento contenía una oración en la que se pedía la ayuda de Dios para obtener la pronta beatificación de José Gregorio.

El autor de la misiva, quien quiso quedar en el anonimato, solicitó a Ernesto hacer las diligencias que fueran necesarias para que aquella oración fuese aprobada por la persona competente. Ernesto Hernández Briceño llevó la carta con la plegaria ante Monseñor Manuel Pacheco, Pro Vicario General de Caracas y Rector de la Santa Capilla para que este a su vez consultara el parecer del Arzobispo de Caracas, monseñor Lucas Guillermo Castillo. Se acordó entonces que el presbítero Francisco Maldonado explicara a Hernández Briceño cómo redactar un escrito dirigido a la Sagrada Congregación de Ritos de Roma solicitando de su Santidad instruir, si lo tenía a bien, la causa de beatificación del doctor Hernández. Aquella carta, previa aprobación del Arzobispo, salió a Roma el 19 de marzo de 1948.

Un año y tres meses después, el 15 de junio de 1949, el Arzobispo de Caracas nombró un Tribunal delegado que habría de llevar la causa y designó al padre Antonio de Vegamián como postulador de la misma. El 19 de junio el diario La Religión publicó un edicto que informaba a los miembros de la iglesia y a la ciudadanía de que se había dado inicio a la Primera Fase de Investigación Diocesana. El decreto exhortaba a toda persona que conociera y tratara en vida al doctor Hernández a entregar al promotor de la fe un relato breve de sus experiencias, así como cualquier texto manuscrito o impreso que poseyera del sabio. Asimismo se pedía a aquellos que tuvieran algo que decir en contra de las virtudes y milagros atribuidos a José Gregorio que notificaran sus reparos y se sirvieran declarar ante el Tribunal Instructor de la Causa.

Ocho días después, el lunes 27 de junio a las cuatro de la tarde, se congregó por vez primera en el Palacio Arzobispal el Tribunal colegiado designado para entender de la causa de beatificación. Las crónicas de aquel día relatan que antes de comenzar la sesión, el Arzobispo invitó a los presentes a su oratorio particular donde en medio de profusión de flores y luces entonó el himno del “Veni Creator” al Espíritu Santo. Acto seguido pasaron al salón del Trono en el que se verificó la reunión del Tribunal, con todas las formalidades del caso. Se ratificaron las designaciones, se juramentó a los miembros y se comisionó al Padre Postulador para que se abocara con presteza a recabar los escritos atribuidos al doctor Hernández, a quien desde ese día titularían “Siervo de Dios”. Se fijó un plazo de tres meses para la presentación de los escritos, se aprobó el uso de la oración para invocar el auxilio de Dios a favor de la pronta beatificación y se ordenó la impresión de 10.000 ejemplares de la misma.

El 29 de junio de 1949, a treinta años de la muerte del sabio, se publicó por vez primera en “La Religión” la famosa plegaria.

El 19 de septiembre de aquel año, el padre Antonio de Vegamián solicitó al Arzobispo que se comenzara a instruir el proceso ordinario. Para la primera fase de investigación se escogieron 39 testigos, entre los que destacaban los doctores Vicente Lecuna, José Izquierdo, J.M Nuñez Ponte y Pedro del Corral. Los testimonios debían ser hechos bajo juramento y tendrían valor probatorio de carácter judicial.

Lamentablemente, el proceso que en un primer momento se evacuó con cierta diligencia tuvo una importante interrupción que se extendería por más de 8 años. En aquella parálisis convergieron varios motivos; tal vez el más importante de ellos, una disputa personal entre el arzobispo de Caracas monseñor Lucas Guillermo Castillo y su asistente, el entonces Vicario General Nicolás Eugenio Navarro; este último expuso serias objeciones a la causa de beatificación del doctor Hernández, movido según quienes lo conocieron, por el resentimiento que sentía en contra de monseñor Castillo.

Navarro alegaba no haber sido consultado sobre aquel importante asunto; criticó acremente la designación de Vegamián como Postulador y restó meritos a la figura del doctor Hernández, a quien no consideraba con la suficiente talla histórica ni espiritual, recordó su fracaso como cartujo e hizo notar su extravagancia en el vestir, además señaló que “entre sus discípulos se podían contar varios que se distinguían por su impiedad”.

Esas objeciones no podían ser ignoradas por provenir de un alto prelado de la iglesia y se incorporaron al expediente en donde estarían haciendo contrapeso por varios años. Ahora bien ¿Qué podía motivar a monseñor Navarro, quien conoció personalmente a José Gregorio y acudió a elogiarle en su tumba, a presentar ahora tan duras objeciones? Quienes lo conocieron afirmaban que el encono sentido hacia Lucas Guillermo Castillo y que rebotó contra el postulado, tenía su origen en el hecho de no haber sido electo Arzobispo de Caracas, uno de sus más anhelados deseos.

Nicolás Eugenio Navarro en el que hay que reconocer a uno de los más importantes personajes de la iglesia católica y de la historiografía nacional fue postulado en cuatro ocasiones al cargo de Arzobispo; sin embargo, por razones que escaparon a su control, enmarcadas en luchas intestinas de la curia metropolitana, jamás llegó a ser electo, pese a reunir incuestionables meritos. Para entender bien esto es necesario que nos remontemos a uno de los más sombríos periodos de la iglesia venezolana.

A raíz de la muerte del Arzobispo de Caracas monseñor Juan Bautista Castro, el 7 de agosto de 1915, se puso por primera vez sobre la mesa el nombre de Navarro como candidato al arzobispado. Su postulación la apoyaba el presidente provisional Victorino Márquez Bustillos, además de Navarro fue propuesto el presbítero Buenaventura Núñez quien ejercía para la época de Vicario Capitular, a este le apoyaba el internuncio Carlo Pietropaoli; pero como desde el 24 de diciembre de 1899 (fecha del nombramiento de J.B. Castro como Vicario General) sectores de la iglesia en Caracas se mantenían en permanente conflicto por el control de la Arquidiócesis, ambas candidaturas fueron desechadas a favor de un foráneo, el presbítero Felipe Rincón González.

Vale decir, antes de continuar, que aquel enfrentamiento entre el Cabildo Metropolitano y la Arquidiócesis llevó incluso a monseñor Juan Bautista Castro a denunciar el 19 de febrero de 1906 ante el entonces presidente de la república, Cipriano Castro un intento de asesinato en su contra. Dejemos que sean sus propias palabras las que nos den luces sobre tan terrible hecho:

“Una mano enemiga puso ayer en la vinajera del vino con que iba a celebrar la Santa Misa, una buena cantidad de nitrato de plata, con la intención, sin duda, de envenenarme o de causarme grave daño. El autor de esta maldad que llega hasta el crimen no es ninguno de los que viven conmigo en el palacio: de esto estoy completamente seguro. Conocí el hecho en el acto de tomar el nitrato en la Misa, que yo creía que era el vino consagrado: nada me ha sucedido, a Dios gracia, porque esa sustancia no perjudica sino en muy grande cantidad, según me han dicho los médicos, pero imagínese Ud. cual habrá sido mi impresión y mis tristes pensamientos” (Extracto de carta de monseñor Juan Bautista Castro al presidente Cipriano Castro, fechada el 19 de febrero de 1906).

Siendo entonces que Nicolás Navarro fue uno de los más fieles acólitos de monseñor Castro, no se consideró prudente seguir apoyando su candidatura a la sucesión y se optó por la fórmula antes citada.

Sin embargo el gobierno diocesano de Felipe Rincón González no estaría tampoco exento de problemas originados en el viejo deseo del Cabildo de tomar control de la Arquidiócesis y terminó siendo víctima de una denuncia en torno al presunto manejo irregular de las finanzas para lucrarse y favorecer a familiares. Las acusaciones, que llegaron a ser procesadas por el vaticano, salpicaron a monseñor Navarro, quien por mera casualidad se enteró de aquel asunto. El hecho es que monseñor Basilio De Sanctis, encargado de negocios de la nunciatura, implicó a Navarro como cómplice del Arzobispo Rincón González en el pretendido manejo turbio de las finanzas. Esta acusación terminaría afectando, como lo veremos en los siguientes párrafos, una futura candidatura de monseñor Navarro a la vicaría general con derecho a sucesión.

En junio de 1937 el Arzobispo de Caracas, Felipe Rincón González, ante la fuerte presión anímica que vivía por las investigaciones a las que era sometido, propuso a monseñor Nicolás Navarro como Vicario General y coadjutor, solo que al mismo tiempo el nuncio Luigi Centoz, presentó el nombre del presbítero Pedro Pablo Tenreiro.

Monseñor Rincón González rechazó aquella propuesta y envió un telegrama a su santidad en Roma solicitando el visto bueno para la candidatura de Navarro. La respuesta a aquel telegrama jamás llegó. Aparentemente el hecho de haber sido enredado en la presunta malversación de bienes de la arquidiócesis impidió que el vaticano aprobara la candidatura de monseñor Nicolás Navarro.

En el primer semestre de 1938, la problemática de la iglesia era tan grave que el Papa Pío XI decidió enviar a Monseñor Maurilio Silvani, nuncio apostólico en Haití en misión especial a Venezuela con la tarea de enderezar los entuertos causados por la Visita Apostólica que procesaba las denuncias hechas en contra del Arzobispo Rincón.

Silvani, luego de investigar en el terreno y escuchar a las partes, sopesando la situación propuso dos salidas: una era dar la coadjutoría con derecho a sucesión a monseñor Navarro y la otra más drástica promover la renuncia del Arzobispo Felipe Rincón González con el nombramiento directo de Navarro en el cargo. Había una condición para esta segunda opción y era la de que Navarro nombrase de una vez un coadjutor que ayudara a “dulcificar” sus decisiones como Arzobispo, dado que era conocida su aversión por los que participaron en la investigación contra Felipe Rincón.

Logrado por fin el acuerdo entre los sectores en pugna, se pasó a consultar con el ejecutivo nacional, tal como lo mandaba la ley de patronato; luego de varias reuniones, el presidente Eleazar López Contreras quien no se mostraba de acuerdo con la renuncia del Arzobispo Rincón, por considerar que lesionaría su dignidad, terminó aceptando la formula de la coadjutoría. En este punto todo parecía solucionado pero un hecho, que no puede sino calificarse de bochornoso, vendría a dar al traste con la tercera postulación de monseñor Nicolás Eugenio Navarro.

El viernes 8 de julio de 1938, el presidente López Contreras, en reunión con el gabinete ejecutivo planteó la candidatura de Navarro a la coadjutoría con derecho a sucesión. El Dr. Cristóbal Mendoza, ministro de Hacienda pidió la palabra y comenzó su intervención elogiando los conocidos meritos académicos y espirituales del prelado pero finalmente declaró que “él se consideraba autorizado para hablar en nombre de la sociedad de Caracas y en consecuencia, podía asegurar que ésta no vería jamás con agrado en el trono arzobispal capitalino a un individuo de color”. Sus colegas enmudecieron, tal vez por sorpresa o aprobación y el presidente prefirió evadir el espinoso asunto pasando al siguiente punto de la agenda.

Al problema se le buscó una salida elegante enviando a Navarro al Congreso de Historia de Bogotá, como parte de la delegación venezolana. Así que en lugar de verse en camino de ocupar la mitra de la sede metropolitana, el sorprendido prelado se vio de pronto en un viaje que no tenía para nada previsto y que de seguro le causo un amargo desencanto.

Luego de ser descartado por su color de piel, monseñor Navarro tendría una cuarta oportunidad en abril de 1939, pero en esa última ocasión fue impugnado por el vaticano debido al temor que aún provocaban las viejas rencillas de la curia caraqueña, en las que Roma lo veía como parte actora.

El 29 de mayo de 1939 el Congreso Nacional eligió a monseñor Lucas Guillermo Castillo como Arzobispo Coadjutor de Felipe Rincón González. Las aspiraciones de monseñor Navarro llegaban así a su fin.

El 17 de abril de 1941, monseñor Lucas Guillermo Castillo nombró a Navarro Vicario General y Provisor, en una decisión que fue ampliamente criticada y que debió de defender con diversos argumentos. En ese cargo lo acompañaría Navarro hasta el 3 de mayo de 1952 cuando hubo de presentar su renuncia ante el nombramiento de Rafael Arias Blanco como Coadjutor. De esa ocasión se conserva una carta de renuncia en la que se percibe el dolor y la amargura de Navarro ante lo que él consideraba un progresivo e injustificado aislamiento de sus funciones como Vicario en los que según sus propias palabras “se vio obligado a retraerse, reduciendo su actividad en términos hartos limitados y viviendo casi extraño a los asuntos ordinarios del despacho”.

El Arzobispo Lucas Guillermo Castillo murió el 9 de septiembre de 1955. Tocaba ahora a monseñor Rafael Arias Blanco tomar el testigo en la causa de beatificación del doctor José Gregorio Hernández.

Sin embargo, nada se retomaría sino hasta el 21 de enero de 1957, cuando el nuevo arzobispo designó a monseñor José Rincón Bonilla como postulador de la causa. A esa altura solo se completaron tres sesiones de interrogatorios y muchos de los 39 testigos propuestos por el padre Vegamián estaban muertos; así que se optó por comenzar de nuevo el proceso informativo, el 28 de enero Rincón Bonilla presentó una nueva lista de 13 testigos que terminaría ampliándose a 16. Los interrogatorios se llevaron a cabo entre el 11 de febrero y el 16 de diciembre de 1957. El 8 de octubre de ese año, el Nuncio Raffaele Forni envió a la Sagrada Congregación de Ritos una carta de monseñor Navarro en la que éste exponía sus reparos al proceso de beatificación y dejaba ver la molestia sentida en contra de Monseñor Lucas Guillermo Castillo.

A las nueve y cuarto de la noche del 30 de septiembre de 1959 perdió la vida en un accidente de tránsito, monseñor Rafael Arias Blanco dejando vacante el solio arzobispal; que no sería ocupado sino hasta el 31 de agosto de 1960 por Monseñor José Humberto Quintero. En la madrugada del 6 de noviembre de ese mismo año llegó a su fin la existencia terrenal del prelado Nicolás Eugenio Navarro, el hombre que se opuso a la beatificación de José Gregorio. Monseñor Navarro entregó su alma en la vieja casona que ocupaba entre las esquinas de Torre a Madrices en la que fue asistido al final de sus días por el ayuda de cámara y secretario señor Hipólito Mújica y Sor Trinidad, religiosa de la orden de las Hermanas Franciscanas.

En 1961 luego de un feliz interludio para la feligresía católica por el nombramiento de José Humberto Quintero como primer cardenal de Venezuela, la Sagrada Congregación de Ritos autorizó por decreto la apertura de un proceso informativo adicional en el que se evaluarían las observaciones formuladas por monseñor Nicolás Navarro en contra de la beatificación. El 24 de julio el Cardenal Quintero designó el tribunal que se encargaría de instruir ese proceso. Ese tribunal interpeló a 7 testigos y encargó a monseñor Jesús María Pellín la elaboración de una biografía psicológica de monseñor Navarro, en esta el conocido director del diario “La Religión” concluyó que pese a ser Navarro un hombre de singular talento, era a la vez una persona de carácter difícil y amargo, soberbio y crítico acérrimo de todo proyecto que no emprendiera él mismo.

Finalmente, el 16 de octubre de 1961 el tribunal diocesano desestimó los reparos hechos por Navarro en contra de la fama de santidad de José Gregorio concluyendo que “la oposición del prelado no era contra las virtudes del Siervo de Dios, sino contra su superior monseñor Castillo, porque no podía aceptar que lo hubiesen nombrado Arzobispo de Caracas, y difícilmente podía disimular los sentimientos de aversión, molestia y disgusto inspirados por el hecho de que el nombramiento recayera en monseñor Castillo y no en él”.

Se franqueaba de esta manera uno de los más importantes obstáculos puestos en el camino de José Gregorio para alcanzar la santidad. El 2 de abril de 1964, la Sagrada Congregación de Ritos al no conseguir más objeciones emitió un decreto en el que certificaba que no había trabas que impidieran continuar el proceso.

El 29 de junio de 1969, con motivo del cincuentenario de la muerte del Dr. Hernández, Roma ordenó la revisión de sus restos, para entonces el postulado estaba en la fase final del examen para ser proclamado como Venerable. La revisión debía efectuarse en presencia de dos médicos, un juez, dos testigos y el Vice Postulador de la causa.

En aquella ocasión, su tumba recibió la visita del doctor Rafael Caldera, presidente de la república, quien llegó acompañado de su esposa y parte del gabinete ejecutivo. El presidente luego de conversar con el obispo auxiliar de Caracas, Monseñor José Rincón Bonilla, anunció al país la intención de erigir un mausoleo en otro sitio del cementerio que sirviera para alojar más dignamente a los restos del Siervo de Dios.

Aquel proyecto sería finalmente desechado; a medida que pasaban los años, más y más visitantes acudían a la tumba. La situación se fue haciendo incontrolable; pese a que en 1970 se colocó una reja techada para impedir el acceso directo de las personas, igualmente se iban acumulando flores, estampas, placas de agradecimiento, recipes, exámenes médicos, toda suerte de papeles y velas, muchas velas. Hasta que ocurrió lo que tenía que ocurrir en cualquier momento. Se desató un incendio en el lugar. La ocurrencia del siniestro llevó a que se tomara la decisión de trasladar los restos mortales a la iglesia de La Candelaria, el acto de exhumación sería aprovechado para cumplir con el requisito de la revisión ordenada por el Vaticano.

A las 7:15 de la mañana del jueves 23 de octubre de 1975, dio comienzo el acto que permitiría exhumar los restos, trasladarlos a su nuevo sitio de descanso y proceder a la revisión protocolar. La ceremonia se efectuó en forma privada y sin notificación previa para evitar la natural aglomeración de fieles. Alrededor de la tumba se encontraban, entre otros, Monseñor José Alí Lebrún, Monseñor José Rincón Bonilla, el señor René Carvallo quien era sobrino – nieto del doctor, el doctor Carlos Travieso que fue uno de los que lo atendió cuando lo llevaron moribundo al hospital Vargas, el doctor Fermín Vélez quien junto a Travieso participaría más tarde en la revisión de los restos y el reverendo Luis García, capellán del Cementerio General del Sur. Como testigos e invitados especiales acudieron los señores Crisólogo Ravelo y Vicente Jordán, los obreros del cementerio que en 1939 realizaron la primera exhumación.

Ravelo y Jordán comentaron a los presentes que la tumba era doble y que en la misma debían estar dos urnas, la primera, más grande y de madera correspondía a César Hernández y la segunda más pequeña y de concreto era la del Siervo de Dios. Luego de remover dos metros de tierra, las palas se toparon con la gruesa losa de cemento, la misma fue cuidadosamente removida y en el primer nicho se podía ver el primer féretro, el que pertenecía al hermano de José Gregorio. La antigua urna de madera se había desintegrado por completo, pero la parte interna de zinc se halló en perfecto estado, ese cajón de metal se colocó dentro de una nueva urna de madera que se había traído desde los depósitos del cementerio.

Posteriormente, los obreros se dispusieron a abrir la bóveda inferior; al retirar la tapa de concreto lo primero que hallaron fueron dos latas llenas de tierra, que pertenecieron a la primera tumba del doctor. Más abajo estaba la pequeña urna de cemento en la que se colocaron los restos exhumados en 1939. En ese momento, Monseñor Lebrún rezó el salmo 130 “De profundis clamavi ad te, Domine” en latín y castellano. Luego la urna fue subida a una carroza fúnebre que la trasladaría hasta la iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria.

En aquel templo se verificaría, horas más tarde, la inspección canónica y se levantaría un acta que sería enviada al Vaticano.

El 16 de enero de 1986, luego de aprobar a José Gregorio el ejercicio heroico de las virtudes cristianas se le otorgó el título de Venerable, antepenúltimo escalón en el largo camino de la santidad. En los meses recientes ha crecido la expectativa entre los fieles sobre su posible beatificación debido a que el 25 de septiembre de 2013 el Papa Francisco manifestó interés por la aceleración de esta causa.