Un día como hoy, el 13 de julio de 1854, murió en Nueva York (Estados Unidos) el eminente médico cirujano, doctor José Maria Vargas, quien fue presidente de la República en 1834.
Vargas fue una figura de contraste en la Venezuela convulsionada por las camarillas civiles y militares que se disputaban el poder después de la muerte del Libertador Simón Bolívar, y del auge de la reacción antibolivariana, promovida por la oligarquía criolla y los restos de los partidarios de la Corona española, sobrevivientes de la guerra. Vargas se unió a las tendencias conservadoras.
La candidatura de Vargas a la Presidencia de la República fue auspiciada por los grupos que querían ejercer el Gobierno amparándose en la figura de un prestigioso civil. Siendo Presidente, ocurrió la llamada Revolución de las Reformas.
Hay varias versiones de la escena cuando Pedro Carujo exigió la renuncia a Vargas. Pedro Carujo había sido oficial subalterno en el Ejército realista y luego teniente coronel en el Ejército Libertador. Participó como uno de los cabecillas al servicio del partido de Francisco de Paula Santander, en el complot para asesinar al Libertador en Bogotá (Colombia), en septiembre de 1828. Conmutada la pena de muerte, fue enviado a prisión en Puerto Cabello (Carabobo), y luego de indultado por una amnistía decretada por José Antonio Páez, se unió a los círculos militares que aspiraban al poder.
Una de las versiones narra que Carujo dijo a Vargas, cuando exigió su renuncia: «Doctor Vargas, el hecho triunfante en el derecho». A lo que contestó Vargas: «Yo soy presidente de derecho y no puedo someterme al hecho triunfante».
Diálogo que no nos parece el más propio de Carujo y preferimos la otra versión, según la cual Carujo dice: «Doctor Vargas, el mundo es de los valientes»; y Vargas responde: «Se equivoca, el mundo es de los hombres justos».
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