El trabajo infantil así como cualquier vulneración de los derechos de los niños, niñas y adolescentes debe considerarse como una prioridad en las respuestas humanitarias. Los gobiernos deben desempeñar un papel primordial en la lucha contra el trabajo infantil en situaciones de conflictos sociales, políticos y económicos.
Los niños deben desarrollar su personalidad mediante al juego y a través de la relación sana con sus amigos y familiares por todo ello no queremos más niños trabajando sino estudiando.
En 2002, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) declaró el 12 de junio como el Día Mundial contra el Trabajo Infantil, con la finalidad de concentrar la atención en este problema mundial y su forma de erradicarlo. El Trabajo infantil es toda la actividad económica o estrategia de supervivencia, sea remunerada o no, realizada por niños y niñas menores de 18 años.
Conmemorar esta fecha desde una perspectiva de derechos humanos es recordar a los estados su responsabilidad frente a políticas de protección y garantías. El trabajo infantil pone en riesgo a los y las menores, viola el derecho internacional y nacional, priva a los niños de su derecho a la educación y se les exige asumir una doble carga: el trabajo y la escuela.
Las sociedades que tienen índices de pobreza y exclusión social, donde la movilidad de la mano de obra incide en el desempleo, donde existe discriminación y la falta de políticas que protejan a sus ciudadanos y que promuevan bases de garantía sobre el derecho a la educación son las mismas sociedades que se convierten en espacios vulnerables que propician una incidencia directa al trabajo infantil.
En Venezuela no tenemos cifras actualizadas que nos permita cuantificar cuantos son los niños y niñas y adolescentes que hoy están en situación de trabajo en la calle. Lo cierto es que el trabajo infantil en Venezuela es una realidad por lo que el derecho a estar protegidos está siendo Vulnerado, por un sistema social, político y económico que los aleja de contar con medidas legales efectivas que garanticen los derechos fundamentales de los niños, niñas y adolescentes.
El trabajo infantil afecta seriamente el bienestar físico, y psicológico de los niños, niñas.
En situaciones de conflicto social es muy probable que los niños y las niñas participen en formas peligrosas de trabajo infantil lo que conlleva a grandes riesgos para su salud, su seguridad y bienestar. Los niños y niñas tienen derecho a ser protegidos durante las situaciones en conflicto, el interés superior del niño (a) debe ser respetado. Tienen derecho a tener una vida normal, estudiar, alimentarse, comer, jugar, a la salud, a ser protegidos.
La educación es la clave en la lucha contra el trabajo infantil, es un error que los niños tengan que trabajar para garantizar su propia supervivencia y la de sus familias. El trabajo infantil es una violación de los derechos humanos de los niños, un freno significante al trabajo decente sostenible para el desarrollo y una mancha en la historia de la humanidad.
El trabajo infantil así como cualquier vulneración de los derechos de los niños, niñas y adolescentes debe considerarse como una prioridad en las respuestas humanitarias. Los gobiernos deben desempeñar un papel primordial en la lucha contra el trabajo infantil en situaciones de conflictos sociales, políticos y económicos.
Los niños, niñas y adolescentes no deben trabajar por que las tareas laborales disminuyen su rendimiento escolar, ellos están en pleno crecimiento físico, mental y emocional, el exceso o la repetición de tareas mecánicas perjudica su desarrollo, Los niños deben desarrollar su personalidad mediante al juego y a través de la relación sana con sus amigos y familiares por todo ello no queremos más niños trabajando sino estudiando.
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