Diego Bautista Urbaneja, abogado, militar y político venezolano, muere en Caracas el 12 de enero d 1856.
Nacido en Barcelona, estado Anzoátegui el 16 de diciembre de 1782, era miembro de una acomodada familia. Se licenció en Derecho Civil por la Real y Pontificia Universidad de Caracas. Como seguidor de la causa republicana que era, se introdujo en los ambientes secesionistas para apoyar el movimiento de 1810 y se sumó a los esfuerzos de la Sociedad Patriótica de Caracas en pro de la Independencia. En 1812 fue asesor de la Intendencia General de la Alta Policía, lo cual le llevaría a prisión, tras la caída de la Primera República, aunque fue puesto en libertad al poco tiempo.
Con la proclamación de la Segunda República en 1813, trabajó como Síndico Procurador del Ayuntamiento de Caracas. Sus inicios como militar se produjeron en las poblaciones de San Diego, Paracotos, Cúa y Charallave. En 1814 emigró a Oriente y participó en el gobierno provisional de Margarita; un año después, a la llegada del mariscal Morillo, tenía el cargo de Auditor de Guerra; ese mismo año, se traslada a Cartagena de Indias para ponerse bajo las órdenes del general José Francisco Bermúdez. Tuvo que emigrar a las Antillas donde, en Haití, se unió a Bolívar para participar en la expedición de los Cayos de 1816. Formó parte de la comisión redactora del proyecto electoral, para reunir el Congreso de Angostura.
Fue ministro de Relaciones Exteriores y de Hacienda, Urbaneja fue elegido gran maestre de la masonería venezolana. En marzo de 1831 es vicepresidente de la República y como tal le toca encargarse del poder en abril por la ausencia temporal del presidente José Antonio Páez.
Sus restos fueron sepultados en el Panteón Nacional el 22 de octubre de 1876.
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