miércoles, 8 de agosto de 2018

A 201 años de la Batalla de El Fuerte

08/07/2018



La Batalla de El Fuerte hecho ocurrido el 8 de agosto de 1917 en la ciudad de juangriego – Isla de Margarita, Venezuela.

El Mariscal Pablo Morillo había invadido la isla el 14 de julio de ese año con el fin de acabar con la resistencia de los insulares al poder español. En esos momentos Margarita era uno de los pocos núcleos de la resistencia venezolana a las fuerzas del Pacificador.

Morillo asalto la ciudad el 8 de agosto. Los habitantes se defendieron tenazmente, en especial los patriotas de el fuerte de La Galera que resistieron el asalto español. Los patriotas que guarnecían La Galera hicieron fuego sobre los realistas, en el calor de la batalla llegaron a lanzarles grandes rocas contra los atacantes.

Un accidente en las bovedas del fortín donde se hallaba el parque provoco una explosión que mato a la mayoría de los defensores de El Fuerte, los pocos que sobrevivieron se retiraron a la laguna donde fueron liquidados por los realistas. Juan Griego fue saqueada por los españoles e incendiada.

Morillo escribiría las siguientes palabras sobre la batalla en el fortín Galera:

Desde aquel momento presento el ataque al Fuerte el aspecto mas espantoso. Pasaban de 500 rebeldes de la canalla más atroz y desalmada de la isla, los que defendían, hombres feroces y crueles, famosos y nombrados entre los piratas de las flecheras, el terror de las costas de Venezuela, y facinerosos, que cada uno contaba muchos asesinatos y estaba acostumbrado a mirar la vida y la existencia con mayor desprecio. Estos malvados llenos de rabia y de orgullo, con su primer ventaja en la defensa, parecía cada uno de ellos un tigre, y se presentaban al fuego y las bayonetas con una animosidad de que no hay ejemplo en las mejores tropas del mundo (…) Estos llegaron al ultimo extremo de la desesperación y apuraron todos los medios de defensa. No contentos con el fuego infernal que hacían, arrojaban piedras de gran tamaño, y como eran hombres membrudos y agigantados, se les veía arrojar una piedra enorme con la misma facilidad como si fuese una pequeña. Así tuvimos algunos muertos y heridos a pedradas (…) Nuestra caballería, que para el momento de ocupar el reducto ya estaba prevenida, recibió a los que salieron de él, en unas lagunas poco profundas, donde todos se arrojaron, y allí pereció a sablazos aquella banda de asesinos feroces que ni imploro la clemencia ni hubo que diera señales de timidez en medio de la carnicería que en ellos se hizo (…) De esta suerte se concluyo una acción tan sangrienta y empeñada, allí quedaron tendidos mas de quinientos forajidos, que ni aún en el ultimo momento quisieron rendirse.

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