Nace en El Tocuyo (Edo. Lara) el 19.9.1858. Muere en Valencia (Edo. Carabobo) el 10.4.1929
Médico, naturalista, historiador, etnólogo y lingüista. Fueron sus padres Rafael Alvarado y Gracia Benigna Marchena. En el colegio La Concordia de El Tocuyo, regentado por Egidio Montesinos, recibió la influencia de los clásicos literarios y el conocimiento del latín, aspectos que serán decisivos en su vida intelectual. En 1871 viajó a Trujillo para finalizar el bachillerato. Al poco tiempo, la carencia de recursos por parte de su familia le obligó a dejar los estudios y trabajar como dependiente en una farmacia de Barquisimeto. No obstante, en 1878 se trasladó a Caracas para iniciar estudios de medicina.
Durante este lapso estuvo en contacto directo con la intensa vida política del momento, caracterizada por el predominio de Antonio Guzmán Blanco. En lo intelectual pudo conocer el marco doctrinal del positivismo, representado en las enseñanzas de Adolfo Ernst y Rafael Villavicencio. En tal sentido, Lisandro Alvarado vio confrontada su visión religiosa y tradicionalista de la vida con las nuevas ideas científicas de fines del siglo XIX. En un primer momento, el positivismo influirá en sus investigaciones en el campo de la etnografía, la historia, el lenguaje, así como por su interés por varias culturas antiguas y modernas. En este período Alvarado compartió su saber científico con César Zumeta, Luis López Méndez y José Rafael Revenga, dando conocer sus primeros trabajos alrededor de 1882.
A pesar de su primera inclinación hacia la doctrina positivista, el contacto con Cecilio Acosta, le permite a Alvarado conectarse a tendencias neoclásicas distintas al positivismo. En 1881, por medio de Acosta pudo conocer a José Martí quien tuvo una importante influencia en su visión de la vida y la ciencia.
En este sentido, una vez que obtiene su doctorado en medicina, Lisandro Alvarado se radica en Ospino (Edo. Portuguesa) e inicia la vida itinerante que ha rodeado de leyendas su figura. De acuerdo con esto, recorrió el país en lomo de burro, en canoas y a pie; lo que le permitió entrar en contacto directo con la realidad venezolana: los paisajes, la vegetación, la fauna, las costumbres y tradiciones populares, la manera de hablar de las personas, incluyendo los numerosos pueblos indígenas que conoció y cuya lengua pudo estudiar de primera mano.
Después de viajar a Europa como cónsul y como delegado médico, en 1891 vuelve a la provincia e inicia la publicación de un conjunto de trabajos de investigación. En este período redacta los estudios sobre la Neurosis de hombres célebres de Venezuela (1893) y Sobre las guerras civiles del país (1894). Aparte de estos trabajos, también publicó una serie de trabajos relacionados con la lingüística y la lexicografía, siendo el primero de ellos Ideas sobre la evolución del español en Venezuela (1903), siguiendo con Glosario de voces indígenas en Venezuela (1921), Alteraciones fonéticas del español en Venezuela (1922, reelaborada en 1929) y finalmente su Glosario del bajo español en Venezuela (1929).
En 1920, regresó a Caracas para trabajar en la Dirección de Política Comercial del Ministerio de Relaciones Exteriores. Como reconocimiento a su extensa labor en la investigación, en 1905 fue incorporado como individuo de número de la Academia de Medicina, de la Lengua (1922) y de la Historia (1923).
Sus Obras completas en 8 volúmenes comenzaron a ser publicadas en 1958; sin embargo, queda todavía una colección inédita de sus manuscritos en custodia de la Academia Nacional de la Historia. Fue masón en grado 30. Sus restos reposan en el Panteón Nacional desde el 14 de mayo de 1980.
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