viernes, 4 de mayo de 2018

El Carupanazo: insurreción militar contra Rómulo Betancourt

04/05/2018


A cargo del Batallón de Infantería de Marina, militares venezolanos que vieron traicionados sus postulados con la caída de Marcos Pérez Jiménez, se alzaron contra el Gobierno de Rómulo Betancourt un día como hoy, 4 de mayo de 1962 en Carúpano, estado Sucre, protagonizando así el hecho histórico conocido como “El Carupanazo”.

Durante este período, denominado como la lucha armada de Venezuela, el coordinador del Archivo Histórico de la Revolución, Isaías Castrellón explicó cómo el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) a través de su fundador Simón Sáenz Mérida, docente, historiador, escritor, dirigente sindical y político venezolano comienza a organizar esta insurrección militar.

“Se tenía previsto realizar este levantamiento junto con “El Porteñazo”, pero se desconoce el por qué Simón Sáenz Mérida lo adelantó. “El Carupanazo” fue un movimiento que no prosperó porque había además de la Fuerza Armada, otras fuerzas militares comprometidas que no acudieron a apoyar el movimiento militar”.

Ante lo que estaba ocurriendo, el presidente Betancourt exigió la rendición de los subversivos e inició el despliegue de batallones leales de la Armada Nacional y de las fuerzas de la Aviación Nacional que lograron bloquear la acción de los golpistas. Todos fueron juzgados por los tribunales militares y condenados, la mayoría de ellos a 15 años de reclusión, encerrados en calabozos ubicados en diferentes zonas del país, mientras que los cabecillas fueron trasladados al cuartel San Carlos en la ciudad capital.

Castrellón manifestó, que todos los militares que participaron en el levantamiento “El Carupanazo”, formaron -con el tiempo- parte de la Comandancia Nacional de la Fuerza Armada de Liberación Nacional junto con los militares protagonistas de “El Porteñazo”, que fue como se denominó la sublevación ocurrida en la base naval de Puerto Cabello el 2 de junio del mismo año.

¿Por qué se produjo este hecho?

El Carupanazo respondió, según el criterio de Castrellón, al descontento que sentía el sector militar -sobre todo la Fuerza Armada- por la represión que  Rómulo Betancourt mantenía contra el pueblo a través de la ejecución del denominado Pacto de Punto Fijo, con el cual se acordaba el aislamiento, segregación y represión de los militantes de izquierda por ordenes del imperio norteamericano.

“Este pueblo siempre ha sido antiimperialista porque el pueblo ha tenido conciencia de todas las invasiones y desastres que los Estados Unidos (EEUU) han cometido en América Latina y el resto del mundo. Al igual, un sector de los militares lo son. Un sector de ellos que participaron en “El Carupanazo”, venían con el MIR y con el partido comunista acompañándolos en la posibilidad de tomar el poder. Sin embargo, son derrotados por las fuerzas del Gobierno de turno, porque Betancourt venía colonizándolos con la doctrina militar gringa. Por ese descontento se dio El Carupanazo”, destacó.

Importancia política

Castrellón aseguró que lo importante de este movimiento militar “fue que en el mundo se pudo ver que había militares que estaban en desacuerdo con lo que estaba ocurriendo en el país ante tanta represión que se estaba viviendo con la injerencia de los Estados Unidos en la política interna de la nación. Se debe recordar que EEUU tenía en el Servicio de Inteligencia de las Fuerzas Armadas (Sifa), en la Dirección General de Policía (Digepol) y en Miraflores sus propias oficinas donde actuaban con el apoyo del presidente Rómulo Betancourt, y esa situación no era del agrado de las Fuerzas Armadas”.

Resistencia patriótica

Luis Enrique García Bermúdez, profesor de Historia de la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV) señala que “El Carupanazo” “viene a representar esa fuerza de resistencia patriótica de aquellos militares que vieron traicionados sus postulados con la caída de Marcos Pérez Jiménez.

Esto se fraguó luego del 23 de enero de 1958 con la idea de instaurar en Venezuela un nuevo régimen político que no obedeciera ni a dictaduras ni a condiciones neoliberales. No en vano, el presidente de la Junta Patriótica, Fabricio Ojeda, había incidido de manera directa en la conciencia y estamento militar de la época”.

“Recordemos, como decía Orlando Araujo en su libro “Venezuela Violenta” que Venezuela había sido un país relacionado entre más militarismo que civilismo; en consecuencia “El Carupanazo” hace resaltar la posición que tenían los militares que participaron”.

El historiador Castrellon, instó a tener presente la respuesta de este primer Gobierno de la llamada democracia representativa “porque hay que subrayar que fue brutal ordenar un bombardeo incesante en toda la ciudad ocasionando daños materiales, pérdidas humanas y daños psicológicos. Sin embargo, ​esto​ no logró socavar los sig​u​ientes alzamientos cívico militares”.

La historia reseña, la creación por parte de Betancourt, de los órganos represivos conocidos como el Sifa y Digepol, basados en una política del Consenso Washington, el cual García Bermúdez, recomendó estudiar “porque es una aguja hipodérmica estructural que pasaba por cambiar el estamento militar, el educativo, el económico y yo diría que también el espiritual y religioso. Era un combo que venía con una fuerte dosis neoliberal y que le daba pie a EEUU para que mantuvieran la política intervencionista, en algunos casos”.

Bermúdez destacó que “el país está apenas restituyendo el pensamiento bolivariano, independentista y emancipador. Nosotros estamos de nuevo en el ojo del huracán, pero esta vez de una manera mucho más protagónica por lo que ellos -EEUU- tienen muy claro que su interés es socavar las bases ideológicas, políticas y estructurales de la Revolución Bolivariana”.

Antes de “El Carupanazo” sucedió “El Barcelonazo y luego se sumaron las sublevaciones de “El Porteñazo”, y “El Guairazo”, todas derrotadas por el Gobierno de Rómulo Betancourt. Sin embargo, el resurgimiento de estos movimientos dejó en claro el profundo descontento y decepción que existía en el país debido a la represión gubernamental.










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