26/12/2018
El Presidente Mao Tse-Tung que lideró la República Popular de China, fue uno de los personajes más importantes del siglo XX y uno de los más controvertidos por el “Gran Salto Adelante” que dejó 40 millones de muertos por inanición. Desde sus inicios como guerrillero comunista en la Guerra Civil China, pactaría con sus viejos enemigos del Kuomintang durante la Segunda Guerra Sino-Japonesa, hasta que una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial con la derrota de Japón, su poder fue tan grande que pudo hacerse con el control de todo su país hasta expandirlo territorialmente y convertirlo en el mayor “gigante de Asia”.
Mao Tse-Tung nació un 26 de Diciembre de 1893 en Shaoshan, una aldea de la provincia de Hunan en el centro de China. Mao Jen-Shen, un campesino de clase media, y Wen Chi-Mei, una ferviente religiosa budista, fueron sus padres, quienes en un principio pusieron al niño un apodo llamado Shi San Yazi o “Niño de Piedra”, a pesar de que su nombre original de Mao, que podía ser Zedong o Tse-Tung bajo el significado de “quién brillará sobre Oriente”, fue una denominación añadida por su progenitora que sin duda fue un preludio de lo que en el futuro se convertiría.
Siendo la familia de Mao de origen humilde y a pesar de tener ciertas dificultades económicas, sus padres pudieron permitirse dar una educación a su hijo y llevarle a estudiar a la escuela, algo que en la China del siglo XIX era todo un privilegio debido a la alta tasa de analfabetización. Con tan sólo 12 años de edad, Mao fue obligado a casarse con Liu Yixui, una muchacha mayor a la que siempre rechazó, aunque por suerte para él su repentina muerte por enfermedad en 1910 le permitió librarse de su matrimonio. Al año siguiente, en 1911, Mao fue llamado a filas e ingresó en el Ejército Chino para servir en un cuartel de la provincia de Hunan, donde al poco tiempo de acceder a las fuerzas armadas, tuvo ocasión de participar como soldado en la Revolución China que derrocó a la Dinastía Qing del Emperador Pu-Yi y proclamó la República de China.
El período inestable de la República de China y la influencia de la Revolución Bolchevique en 1917, no distrajeron a Mao de su cometido porque se dedicó a estudiar intensamente hasta graduarse en la Escuela de Magisterio de Hunan en 1918. Poco después, en 1919, se convirtió en el bibliotecario de la Universidad de Pekín y participó en las protestas estudiantiles del “Movimiento 4 de Mayo”, antes de iniciar un viaje por toda la China rural que le condujo a trabajar como profesor de escuela primaria en la ciudad de Changsa. Sería precisamente en aquel 1919 cuando se casó por segunda vez con una chica de 19 años llamada Yang Kahui, quién a pesar de saber que su marido era un mujeriego y constantemente la engañaba con amantes, siempre estuvo tan enamorada de él que fruto del matrimonio nacieron dos hijos a los que bautizaron Mao Anquing y Mao Anying.
El año 1921 fue un momento clave en la vida de Mao Tse-Tung porque tras su descontento con la República de China y el Gobierno del Presidente Sun Yat-Sen, decidió afiliarse al Partido Comunista Chino (PCCh). Influido por las doctrinas de Karl Marx y el triunfo de la Revolución Soviética liderada por Vladimir Lenin en Rusia, el 23 de Julio de 1921 acudió entusiasmado a su primer mitin como comunista en la Asamblea de Shangai. Sería precisamente durante esta reunión cuando los dos fundadores del movimiento, Chen Duxiu y Li Dazhao, nombraron a Mao jefe del Comité Central de la provincia de Hunan por ser el miembro más preparado a nivel intelectual para exportar el pensamiento revolucionario a la región.
La situación en que Mao Tse-Tung comenzó a trabajar en el Partido Comunista Chino fue complicada porque entre 1922 y 1925 surgieron una serie de discrepancias sobre qué estrategia política adoptar. Por ejemplo la mayoría de sus compañeros apostaban por colaborar con la oposición, el Partido Nacionalista Chino (Kuomintang) que lideraba el Presidente Sun Yat-Sen con la finalidad de renunciar a ciertos objetivos en bien de mantener la estabilidad de China; mientras que otros, entre ellos Mao, preferían no pactar con nadie y generar el mayor caos posible para azuzar los ánimos revolucionarios. Otra causa de fricción entre los mismos marxistas fue el intento de la Unión Soviética dirigida por Iósif Stalin de controlar el Partido Comunista Chino a través de la Internacional Comunista (Komintern), algo a lo que Mao se negó tras abogar por un movimiento completamente autónomo de Moscú. De hecho, el tiempo le terminaría dando la razón porque tras la muerte de Sun Yat-Sen y la llegada al poder del Presidente Chinag Kai-Shek, el Kremlin planteó un acercamiento antinatural entre el Kuomintang y el Partido Comunista Chino contra Japón. A raíz de este anuncio, Mao no sólo consiguió ganar millares de adeptos entre sus compatriotas, sino que además otras fuerzas marxistas en el extranjero, como el Partido Comunista Francés en el Barrio de Saint-Denis de París al frente de Jacques Doriot que recientemente había vivido en China como miembro de la Delegación Obrera Internacional y había sido influido por la facción maoísta, también cambió su postura en sus relaciones de sometimiento a la URSS.
Con el inicio de la Guerra Civil China en 1927 entre el Partido Comunista Chino y el Kuomintang dirigido por el Presidente y “Generalísimo” Chiang Kai-Shek, el conflicto encontró totalmente de sorpresa a Mao-Tse Tung que justo en aquellos instantes se encontraba en la provincia de Hunan agitando a las masas. Sobre dicha región había ganado un gran número de campesinos a la causa gracias a su talento como orador y a la publicación de su libro Informe sobre una investigación del movimiento campesino en Hunan. Nada más estallar la contienda, alentó una serie de disturbios proletarios contra la granjas y levantamientos de obreros contra sus dueños. A partir de aquel desorden desatado en Hunan, Mao aprovechó la coyuntura para organizar una revolución a la que bautizó con el nombre de “Levantamiento de la Cosecha de Otoño”, la cual, peso al éxito inicial, fue fácilmente aplastada por las tropas del Kuomintang. Increíblemente el propio Mao fue capturado por los nacionalistas y apresado, aunque poco antes de ser fusilado, milagrosamente consiguió escapar en una audaz fuga con algunos de sus compañeros y volver a las montañas para unirse a los guerrilleros comunistas, a quienes sometió bajo su autoridad y mando.
La táctica de guerrilla fue la principal estrategia empleada por Mao Tse-Tung durante la Guerra Civil China en Hunan y Changsa que sin duda le catapultaría a la fama porque mientras otros ejércitos comunistas eran fácilmente aniquilados a campo abierto, sus hombres permanecerían activos largo tiempo y causando enormes pérdidas al Kuomintang. Aprovechándose de la geografía que ofrecía la Gran Cordillera de Jinnggangshan coronada por montañas, selvas y bambús, Mao imitó al general Carl Von Clausewitz del siglo XIX repitiendo sus mismas palabras: “El ejército avanza, me retiro. El ejército descansa, hostigo. El enemigo está cansado, ataco. El enemigo se retira, lo persigo”. Aquella forma de hacer la guerra fue una auténtica pesadilla para los nacionalistas que rápidamente comenzaron a morir en las frondosas junglas o en las caóticas retiradas cuando eran hostigados por partisanos. Mediante esta serie de estratagemas las tropas del Kuomintang fueron menguando y las de Mao aumentado, sobretodo tras la llegada de 11.000 hombres de refuerzo traídos por sus dos generales Zhu De y Lin Bao, lo que no sólo les permitió consolidar sus posiciones en la Gran Cordillera de Jinnggangshan y grandes áreas de Hunan, sino que además expandieron sus dominios a la zona de Jiangxi.
Mientras el asedio del Kuomintang proseguía en torno a la Gran Cordillera de Jinnggangshan, Mao sufrió un varapalo personal cuando en 1930 su esposa Yang Kahui fue capturada por los nacionalistas y ejecutada como represalia, lo que sumió a su esposo en un profundo dolor y al mismo tiempo en un poderoso sentimiento de venganza contra sus enemigos. De hecho, al poco tiempo de la muerte de su mujer, Mao volvería a contraer matrimonio con una militante comunista llamada He Zien, con quién a pesar de que tendría seis hijos, únicamente la pequeña Li Min sobreviviría a los partos.
En 1931 fue proclamada la República Soviética de China, también conocida como República Soviética de Jiangxi, siendo el propio Mao Tse-Tung nombrado jefe supremo del Partido Comunista Chino. Desde entonces se impondría un modelo estalinista sobre esta región porque Mao imitó una sovietización de la sociedad, se colectivizó el campo, se abolió la propiedad privada y se unificaron las fuerzas armadas en el VIII Ejército de Ruta que lideró el general Zhu De, su hombre de máxima confianza. De igual forma se inició una brutal persecución de opositores políticos, terratenientes y campesinos acomodados a los que se asesinó en auténticas matanzas, improvisados juicios populares y fusilamientos masivos, siendo la cifra de represaliados de un total de 186.000 personas. De hecho y gracias al fortuito Incidente de Mukden de Japón en Manchuria, el Kuomintang tuvo que abandonar la lucha con el Partido Comunista Chino durante un tiempo y acudir en 1932 a defender las fronteras orientales del Imperio Japonés, lo que facilitó a Mao consolidar su poder político y militar.
A comienzos de 1933 el Kuomintang de Chaing Kai Shek retomó la Guerra Civil China contra Mao Tse-Tung poniendo en práctica la “Operación Muralla Feroz” que consistió en un boqueo de la República Soviética de Jiangxi conformado por extensas líneas de trincheras y blocaos, así como emplazamientos de artillería que fueron desbaratando las posiciones comunistas e incendiando las áreas rurales según la táctica de “tierra quemada” que generó la escasez entre los sitiados. Ante esta situación tan crítica que estuvo a punto de acabar con el proyecto revolucionario en China, el 16 de Octubre de 1934 los guerrilleros de Mao iniciaron el abandono de la provincia Jiangxi en un acontecimiento que sería conocido como la “Larga Marcha”. Siendo perseguidos en todo momento por las tropas del Kuomintang y los señores de la guerra locales, los más de 90.000 partisanos del VIII Ejército de Ruta con Mao a la cabeza y dirigidos militarmente por el general Zhu De, atravesaron más de la mitad de China a lo largo de 9.600 kilómetros sobre Guandoung, Guizhou, Sichuán, Qinghai, Gansu y Ningxia, sufriendo durante el trayecto más de 86.000 muertos por cansancio, enfermedad, hambre o simplemente caídos en combate contra los nacionalistas o ejecutados en el cautiverio. Sin embargo y a pesar de tener tantas dificultades, finalmente el 20 de Octubre de 1935 los últimos 8.000 supervivientes (82.000 fallecieron en el camino), entraron en la seguridad de la ciudad de Wuqi sobre la provincia montañosa de Bao’an, donde simpatizantes habían organizado una guerrilla agrupada en los I y II Ejércitos Rojos, los cuales recibieron y aclamaron a Mao como líder de la China Comunista.
Inesperadamente el 7 de Julio de 1937 se produjo el estallido de la Segunda Guerra Sino-Japonesa tras el Incidente del Puente Marco Polo que propició la inmediata invasión de Japón a China. Este acontecimiento que dejó perplejos a los dos bandos que hasta hacía unas horas habían estado combatiendo entre sí, obligó tanto a Mao Tse-Tung como a Chiang Kai-Shek, a reunirse en una conferencia de urgencia para aparcar diferencias, poner fin al conflicto y establecer una coalición militar contra el Imperio Japonés. Así fue como ambos líderes pactaron una alianza entre el Partido Comunista Chino y el Kuomintang que sería conocida con el nombre del Frente Unido.
La Segunda Guerra Sino-Japonesa implicó la cooperación directa entre las tropas nacionalistas y comunistas, aunque siempre los combatientes de Mao estuvieron en inferioridad numérica durante las operaciones al inicio de la contienda como sucedió en la Batalla de Shangai y la Batalla de Nankíng. Algo más numerosos fueron los maoístas desde 1938 en las campañas de Mongolia Interior, en la defensa de Ningxia, en la Batalla de Wuhan o la conquista de Hunan, que para desgracia de Mao tuvo que contemplar como los japoneses ocupaban su provincia natal y se expandían por casi un tercio de China en 1939. Solamente el año 1940 comenzó a sonreír a Mao cuando Chaing Kai-Shek le concedió una parte del Ejército Kuomintang, cuyas divisiones fueron puestas al mando del general Zhu De, para tomar partido en la “Ofensiva de los Cien Regimientos” al norte del país que concluyó con una importante victoria tras provocar más de 30.000 bajas al Ejército Imperial Japonés.
Otros de los escenarios que tuvo que atender el Partido Comunista de Mao Tse-Tung fueron los ataque provocados por los “estados satélites” de Japón, como por ejemplo la dirección de la guerrilla maoísta en Manchukuo, la defensa frente a los asaltos de la caballería de la Mongolia Interior en Sichuán y en la Gran Muralla, o los diversos choques sobre Neihuang contra el Ejército de Nankíng de la China Nacional Reorganizada al mando del Presidente Wang Jingwei. También de nuevo surgieron fricciones con la Unión Soviética después de que Iósif Stalin alentara revueltas de los musulmanes uigures en la provincia noroccidental de Sinkiang, donde precisamente murió asesinado Ma Zemin, hermano del propio Mao Tse-Tung. Sin embargo y a pesar de que la contienda mantuvo a Mao muy ocupado, todavía encontró tiempo en el ámbito personal para divorciarse de su esposa He Ziden y casarse por cuarte vez con una actriz de 23 años llamada Jiang Qing, quién además de tener grandes aspiraciones dentro del Partido Comunista Chino, también le dio a su marido una última hija llamada Li Na, aunque poco después “Madame Mao” como era conocido dentro de sus círculos, terminaría rompiendo el matrimonio.
El 7 de Diciembre de 1941 Japón atacó a Estados Unidos en Pearl Harbor, lo que propició la entrada de la China en la Segunda Guerra Mundial junto al bando de los Aliados y por tanto también del Partido Comunista Chino de Mao Tse-Tung. A partir de este nuevo cambio en la situación, la ofensiva del Ejército Imperial Japonés hacia el oeste de China en 1942 empujó a las tropas comunistas de sus posiciones hasta verse recluidas en las montañas de la provincia de Yunan, donde hasta 1943 Mao organizó una eficaz guerrilla contra los japoneses. Sorprendentemente durante esta fase de la contienda, los Estados Unidos entablaron relaciones con Mao y solicitaron establecer bases aéreas en Yunan que fueron cedidas sin problemas por el Partido Comunista Chino, desde las cuales la Fuerza Aérea Estadounidense (USAF) comenzó en 1944 a bombardear las ciudades de Japón con los bombarderos B-29.
Cuando inesperadamente la Unión Soviética desarrolló la “Operación Tormenta de Agosto” en 1945, justo después de ser lanzadas por Estados Unidos las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, el Ejército Rojo irrumpió en Manchuria, la Mongolia Interior y el norte de China, enlazando con los guerrilleros comunistas dirigidos por Mao Tse Tung. Gracias a esta fugaz campaña que concluyó con la aniquilación de todo el Ejército Imperial Japonés, una cuarta parte de China que acababa de ser ocupada por las tropas soviéticas, fue entregada por orden de Iósif Stalin al Partido Comunista Chino de Mao, quién por primera vez al terminar la Segunda Guerra Mundial dominaría una gigantesca parte del país contra la que hacer frente en condiciones de igual al Kuomintang.
La reanudación de la Guerra Civil China a finales de 1945 demostró que el principal beneficiado de la Segunda Guerra Mundial en Asia fue Mao Tse-Tung y no Chiang Kai-Shek. Las razones de ello fueron que el Kuomintang disponía de un ejército muy mermado porque millones de soldados nacionalistas habían muerto luchando contra los japoneses, también que la mayor parte de las industrias del territorio bajo su control habían sido destruidas y por último que las ganas de los combatientes por regresar a casa eran mayores que las de aquellos que pretendían embarcarse en un conflicto contra los maoístas. Contrariamente Mao gozaba de una posición muy ventajosa porque las bajas del Partido Comunista Chino frente a Japón habían sido muy pocas en comparación al Kuomintang; mientras que además la Unión Soviética y el Ejército Rojo presente en Manchuria habían comenzado a suministrar y equipar a los maoístas con armamento moderno de última generación entre los que hubo tanques T-34 e IS-2, piezas de artillería pesadas, parques de vehículos motorizados, aviación, subfusiles de mano, municiones, etcétera. Ante esta nueva coyuntura y después de un intento fallido en 1946 del general estadounidense George Marshall por impulsar un pacto entre los líderes de ambas Chinas, Mao lanzó a millones de tropas de origen campesino a la definitiva conquista de su patria. Al frente de las operaciones, Mao derrotó militarmente al Kuomintang y forzó a Chiang Kai-Shek a exiliarse a la Isla de Formosa (Taiwán), antes de aplastar a las últimas tropas nacionalistas en la Batalla de Pekín y hacerse propietario de toda China.
Oficialmente el 1 de Octubre de 1949, Mao Tse-Tung proclamó en Pekín (Beijing) la República Popular de China. Bajo un sistema socialista sometido al poder del Partido Comunista Chino, Mao Tse-Tung fue nombrado Jefe del Estado con el título de “Gran Timonel”.
El comunismo de Mao Tse-Tung a diferencia de otros socialismos del siglo XX fue algo completamente nuevo y revolucionario bajo el nombre de maoísmo. Salvo por el modelo de partido único en forma del Partido Comunista Chino como cabeza del Estado, la supresión de la propiedad privada, la nacionalización de los medios de producción y la militarización de la sociedad a través de la Guardia Roja, el pensamiento maoísta se centró mayoritariamente en aplicar las teorías de colectivización agraria sobre el campo, dejando prácticamente de lado las ciudades y núcleos urbanos a un protagonismo secundario. A estas novedades hubo que añadir la difusión de un ferviente nacionalismo patriótico y un culto a la figura y personalidad del Gran Timonel.
Otros de los aspectos de la República Popular de China fue la represión llevada a cabo por Mao Tse-Tung en sus inicios que fue conocida como la “Campaña de las Cien Flores”. Así fue el Gran Timonel decretó la supresión de partidos políticos y sindicatos, el fusilamiento de propietarios y terratenientes, la detención de los llamados contrarrevolucionarios y por supuesto el arresto de los antiguos miembros del Kuomintang, lo que dejó un saldo de 700.000 personas ejecutadas. Sorprendentemente y a pesar de la brutalidad, Mao intervino en favor del Emperador Pu-Yi (tanto de China como de Manchukuo), a quién no solamente perdonó la vida junto a toda la corte imperial, sino que además también le enseñó las doctrinas del marxismo hasta convertir al depuesto monarca en un fanático comunista.
La Reforma Agraria de 1951 fue una de las grandes esperanzas de Mao Tse-Tung para impulsar el desarrollo de la República Popular de China porque esperaba poder abastecer a todos los habitantes del país, por aquel entonces con la mayor población del mundo, a partir de los recursos procedentes del ámbito rural. Sin embargo Mao se equivocó estrepitosamente porque el Gran Timonel era un excelente revolucionario y guerrillero, pero no un político capacitado para gestionar los recursos de la nación. El resultado de esta ambiciosa iniciativa fue un completo fracaso porque la explotación de los cultivos fue tan intensa y la colectivización de granjas tan radical, que el experimento acabó en una hambruna que dejó 3 millones de muertos. No obstante y lejos de considerarse responsable de lo ocurrido, Mao decidió cargar la culpa a los supuestos “campesinos ricos”, concretamente trabajadores que tenían alguna parcela en propiedad, a los que acusó falsamente de boicotear el esfuerzo agrario y por tanto persiguió masacrando a miles de ellos.
Totalmente ambigua fue la política exterior que Mao Tse-Tung ejerció en la República Popular de China porque sin dejarse llevar por prejuicios ideológicos, entabló diálogo tanto con el mundo socialista como con el capitalista. Inicialmente la diplomacia se orientó hacia la Unión Soviética cuando visitó Moscú con motivo del 70 cumpleaños de Iósif Stalin, aunque tras la muerte de éste último y la reforma moderada introducida por el Presidente Nikitra Jrushov, le hicieron alejarse cada vez más de la órbita del Kremlin, a pesar de verse obligado a tener que pagar la enorme deuda económica contraída como consecuencia de la ayuda militar prestada durante la Guerra Civil China. Desde entonces el Gran Timonel se tuvo que relacionar con otros países comunistas como la Cuba de Fidel Castro cuando Ernesto Che Guevara visitó Pekín, la Rumanía de Nicolae Ceacescu, el Vietnam de Ho Chi Minh y sobretodo la Albania de Enver Hoxa que imitó el sistema ideológico maoísta. Sorprendentemente también su amistad se dirigió a las naciones occidentales, especialmente a Estados Unidos con el que suscribió numerosos pactos de cooperación estratégica y comercial, además de celebrarse una calurosa recepción entre Mao y el Presidente Richard Nixon, así como con el empresario norteamericano David Rockefeller que dijo del Gran Timonel ser uno de los mejores socios de sus empresas petroleras.
La cuestión militar que Mao Tse-Tung desarrolló en la República Popular de China fue de carácter totalmente hostil a la mayor parte de sus vecinos. Sin duda alguna la operación más famosa que Mao realizó en el exterior fue invadir y anexionarse el Tíbet con la finalidad de apropiarse de las gigantescas fuentes de agua del Himalaya, donde la ocupación china dejó un saldo de 2 millones de muertos en el llamado “Techo del Mundo” y forzó al exilio al Dalai Lama Tenzyn Gyatso. Similar polémica generó la decisión de intervenir en la Guerra de Corea de 1951 a 1953 cuando ordenó al Ejército Chino cruzar el Río Yalu en favor de socorrer a Corea del Norte que por aquel entonces lideraba el Presidente Kim II Sung y en cuyos campos de batalla falleció Mao Anying (hijo de Mao), una iniciativa que costó a la República Popular de China perder la Isla de Formosa porque como represalia por el ataque, la Organización de Naciones Unidas reconoció y protegió a la China Nacionalista de Chiang Kai-Shek en Taiwán. De igual forma Mao también mantuvo breves conflictos armados con otras naciones de alrededor como contra Vietnam, India, Birmania e incluso contra la URSS en Manchuria durante la Guerra Sino-Soviética de 1955.
El “Gran Salto Adelante” con el que Mao Tse-Tung intentó convertir a la República Popular de China en una de las primeras superpotencias del mundo constituyó uno de los mayores reveses de su carrera política y al mismo tiempo una de las mayores tragedias humanas de la Historia. Pensado el experimento como una manera de colectivizar toda la vida agrícola, industrial y de servicios a base comunas populares y milicias al frente de la Guardia Roja, muy pronto la sobreexplotación del campo y unas requisas de grano que quintuplicaron las cantidades habituales, derivaron en una crisis terrible, la cual todavía empeoró aún más cuando Mao ordenó fundir los excedentes de chatarra y acero en unos hornos de muy mala calidad que estropearon todos los metales que tendrían que haber sido empleados para la construcción urgente de infraestructuras. A raíz de tantos errores, la hambruna fue de tal calibre que más de 40 millones de personas murieron de inanición entre 1958 y 1961.
Al año siguiente del “Gran Salto Adelante”, en 1962, el Comité Central del Partido Comunista Chino se enfrentó por primera vez a Mao Tse-Tung, a quién aconsejó dejar la Presidencia, algo a lo que el Gran Timonel accedió presentando su dimisión antes de ser sustituido por el Presidente Liu Shaoqi. Durante su retiro los tres próximos años, Mao contempló desde su hogar como la República Popular de China entraba en un período de moderación e incluso comenzaba a aplicar cierto capitalismo en determinados sectores, lo que generó un gran descontento entre las nuevas generaciones revolucionarias. Aprovechándose de este enfado por parte de la juventud, Mao publicó el Libro Rojo, en el cual explicaba que la revolución debía de ser siempre constante para mantener vivo el espíritu de la lucha de clases y no caer en tendencias contrarrevolucionarias, aunque ello implicase permanecer en guerras y enfrentamientos constantes.
El 26 de Marzo de 1966 estalló la Revolución Cultural cuando los Guardias Rojos y las Juventudes Comunistas dirigidas por Mao Tse-Tung se apoderaron mediante una sublevación armada de la capital de Pekín y se hicieron con el control de importantes zonas de China. La ola revolucionaria que siguió a continuación fue de las más sangrientas hasta la fecha porque tras ser asesinado el Presidente Liu Shaoqi, las escuadras de jóvenes fanatizados con el Libro Rojo en mano se dedicaron a realizar pillajes por todas las ciudades, a cometer asesinatos y a destruir el patrimonio cultural milenario de China con la finalidad de crear una nueva sociedad. De hecho miles de funcionarios, profesores, intelectuales, científicos y artistas fueron arrastrados por las calles, escupidos en público y golpeados hasta la muerte. Una vez concluida esta matanza que dejó 400.000 muertos y millones de deportados a campos de concentración llamados “laogai”, de nuevo en 1969 Mao Tse-Tung se hizo con las riendas del Gobierno del Partido Comunista Chino y volvió a proclamarse Gran Timonel.
La vuelta de Mao Tse-Tung como Jefe del Estado de la República Popular de China propició grandes cambios en la nación que fueron menos radicales que en sus anteriores mandatos. Siendo aconsejado en todo momento por el más moderado Primer Ministro Lin Bao, entre 1969 y 1975 se consiguieron grandes avances como la mejora ascendente de la económica, la alfabetización de un 90% de la población, el inicio del programa nuclear chino y una natalidad del país que se elevó de los 400 a los 700 millones de habitantes.
A inicios de 1976, el Gran Timonel que por aquel entonces se encontraba viejo y enfermo, le fue detectado parkinson, así como ciertos problemas de salud en los pulmones y en su sistema cardíaco como causa del tabaco. Tras unos meses de soportar fuertes dolores, a las 17:00 horas de la tarde del 9 de Septiembre de 1976, un repentino ataque al corazón acabó con la vida de Mao Tse-Tung.
La muerte del Gran Timonel supuso una enorme conmoción en la República Popular de China y en especial entre los cuadros del Partido Comunista Chino que perdieron al líder que les había llevado a la victoria en 1949. Como recuerdo a su legado, el cadáver de Mao Tse-Tung fue embalsamado y enterrado en la Plaza de Tiananmen, donde simpatizantes y admiradores le rendirían culto para siempre.
La figura de Mao Tse-Tung desde su fallecimiento en 1976 fue el del padre fundador de la República Popular de China. Sorprendentemente y aunque fue considerado como un gran héroe por parte de sus seguidores, jamás el Partido Comunista Chino volvió a aplicar el pensamiento maoísta a sabiendas del fracaso económico y social que tal cosa supondría. Así fue como tras su desaparición, China evolucionó hacia unas políticas de corte moderado y una economía capitalista de mercado, donde el sistema comunista más bien tendría un carácter simbólico. De hecho y a pesar de que el Gran Timonel fue el responsable de la muerte de 60 millones de personas, en China su recuerdo en forma de estatuas, homenajes y souvenirs, quedó en el imaginario colectivo como el que una vez fue “padre de todos los chinos”.