El médico boliviano Moisés Abraham Baptista se topó en 1967 con la guerrilla de Ernesto Che Guevara al examinar el cadáver y la mochila de la rebelde argentino-alemana Tania, dijo a Sputnik la autora de una biografía de próxima aparición, Leticia Montagner.
Abraham Baptista, entonces director del Hospital del Señor de Malta en el municipio boliviano de Vallegrande (sureste), "guardó durante años unas fotografías inéditas de Tania, ya muerta, y una foto de su último pasaporte, a la que tuvo acceso cuando retiró el documento de la mochila de la guerrillera". "En su mochila (Tania) traía cartas, versos escritos de su puño y letra, dólares americanos, libretas de apuntes y su pasaporte, del cual tomé su foto sin que se diera cuenta el capitán (Mario) Vargas".
La rebelde, cuyo nombre real era Haydée Tamara Bunke Bider, nació en Buenos Aires de padres alemanes y conoció al argentino Che Guevara en 1960, cuando éste viajó a Alemania Oriental en una misión del Gobierno revolucionario cubano.
En el precario hospital boliviano, Abraham Baptista recibió el cuerpo Tania y días después el del Che para realizar una autopsia y una artesanal máscara mortuoria. Tania "era una mujer hermosa y atractiva", recuerda el galeno, entonces director del hospital localizado en un pequeño pueblo serrano a mitad de camino entre Santa Cruz de la Sierra y Sucre.
Cuando fueron a buscar el cadáver, ya en mal estado de Tania, "el capitán Mario Vargas Salinas, militar adscrito a la octava división del Ejército, estuvo revisando el interior de la mochila encontrada junto a la guerrillera y le pasaba los documentos y objetos al doctor Moisés Abraham"
"Cuando le dio el pasaporte boliviano, el doctor se quedó con la foto, que estaba por caerse", relata la autora de la biografía escrita junto con su esposo Raúl Torres Salmerón.
El principio del fin
Antes de que el Che cayera en combate, hubo enfrentamientos en esa zona, donde murieron varios guerrilleros.
El grupo original que comandaba Guevara se había dividido en dos en plena persecución del ejército, uno encabezado por él mismo y el otro por alias 'Joaquín', quien era acompañado por Tania, quien portaba documentos del Che.
Tania murió en un enfrentamiento en el Río Grande en Vado del Yeso, y su cadáver apareció una semana después, atrapado en una roca de la corriente.
Pero cuando los soldados regresaron a Vallegrande con el cuerpo de Tania, trasladado en los patines de un helicóptero militar en un turbulento viaje desde el río, "los informes (militares) dijeron que el cuerpo de la guerrillera fue rescatado en el Río Masicuri, no el Río Grande", indica el médico.
"Los documentos que llevaba consigo fueron a parar a manos de la CIA", la agencia de inteligencia de EEUU que trabajaba con el ejército boliviano, según el testimonio del galeno.
De acuerdo con los testimonios de soldados, el cuerpo de Tania se atoró en una piedra grande del río y "los peces lo habían carcomido".
En su calidad de médico de la zona, con rango de subteniente y director del hospital de Vallegrande, le dieron la orden de revisar los restos de Tania.
"En la revisión que hice al cadáver de Tania, para tomarle las huellas, no se veía nada anormal", a pesar de que no fue un examen "a fondo".
"No es posible que estuviera embarazada", respondió el médico al escritor y excanciller mexicano, Jorge G. Castañeda, quien en su biografía del Che, "La vida en rojo", le preguntó a Abraham Baptista si Tania estaba encinta.
El médico afirmó que "su cuerpo fue exhibido para escarmiento de los pobladores, estaba irreconocible, ya en proceso de descomposición".
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En el entierro de la mítica guerrillera con oficios religiosos en Vallegrande estuvo presente el entonces presidente boliviano René Barrientos.
Abraham Baptista, oncólogo que durante décadas trabajó para la seguridad social del estado mexicano de Puebla, afirma que los guerrilleros muertos en 1967 "tenían heridas en muchas partes del cuerpo".
"Como director del hospital les hice un reconocimiento; yo le tomé la impresión de huellas al primer grupo de guerrilleros, las entregue al ejército boliviano", dice el testimonio.
Este fue "el preámbulo, el primer acercamiento con la guerrilla de Ernesto Che Guevara", dijo.
La siguiente cita sería con el cuerpo abatido del guerrillero argentino, de quien conservaría su chaqueta, que se llevó a México.
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