Alejandro Otero le dio a Venezuela la madurez que requerían sus artes visuales. Pintor, escultor, crítico y gestor cultural. Nace el 7 de marzo de 1921 en El Manteco, estado Bolívar. Su infancia transcurre en Ciudad Bolívar, a los 17 años se traslada a Maracay para formarse como maestro. En 1939 se instala en Caracas e ingresa a la Escuela de Artes Plásticas y Aplicadas de Caracas, donde estudia pintura, dibujo, modelaje, vitrales y esmalte.
Para el año 1945 inicia sus largas estancias en París y en 1950 crea en esa ciudad la Revista y grupo Los Disientes, que promulgaba el arte abstracto; en su Manifiesto del NO, arremeten contra la anquilosada estructura cultural de Venezuela.
En 1957 protagonizó la polémica secular del arte venezolano al pronunciar su descontento por la premiación del Salón Oficial de Arte de ese año, lo que se convirtió en una serie de artículos (cartas) de prensa entre el joven artista y el veterano escritor y editor-fundador de El Nacional, Miguel Otero Silva; por una parte Otero Rodríguez exaltaba la corriente abstracta, mientras que Otero Silva aún argumentaba la sinceridad del arte figurativo.
La versatilidad de lenguaje y manejo de materiales abarca la Serie Las Cafeteras y las Líneas Inclinadas; los Collages y los Ensambles, que relacionan su lenguaje con las vanguardias de inicios del siglo XX. Su obra magistral son Los Coloritmos, de le hacen merecedor del Premio Nacional de Arte en el Salón Oficial de 1958, las esculturas a gran escala como El Abra Solar –ubicada en la Plaza Venezuela– y las torres o Estructura Solar –ubicada en el Museo de Bellas Artes y en los espacios exteriores del Museo de Arte Contemporáneo–, y los Murales de la UCV, en Caracas. Alejandro Otero muere en Caracas el 13 de agosto de 1990.
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